"La pantalla de televisión es la retina del ojo de la mente. Por consiguiente la pantalla de televisión es parte de la estructura física del cerebro. Por consiguiente todo lo que aparece en la pantalla de televisión se convierte en una dura experiencia para los que lo ven. Por tanto la televisión es realidad y la realidad es menos que la televisión".

"Tu realidad ya es media alucinación de vídeo. Si no tienes cuidado se convertirá en alucinación total".

Brian O'Blivion, Videodrome


La televisión, desde su implantación en las viviendas, ha sido el medio más vilipendiado de todos los existentes, por esa cercanía y esa costumbre que conforma el hecho de convertirse en un "utensilio" de la realidad cotideana diaria y que conlleva a su vez el hecho de que, como todo quisque tiene un aparato en casa (como mínimo), se puede sentir harto libre de comentar, críticar y ridiculizar al gusto. Curiosamente no pasa igual con la Prensa Escrita, ni con la Cinematografía, ni con la Radio (que, aunque también pertenezca al conjunto del mobiliario hogareño, es de lejos menos usado, ergo menos comentado y atacado), no ya por su formato, si no, sobre todo, por su lejanía alienante. Esto ha provocado que, desde tiempos remotos, la crítica a la televisión siempre halla estado infavalorada y denostada, llegando a convertirse, en muchos casos, reducto de una minoría incomprendida y poco reconocida.

Otro factor a tener en cuenta es el formato de la crítica. Hasta ahora siempre se ha acometido el comentario de lo televisivo como un todo impenetrable e indisoluble. En palabras de maese Tones «los blogs sobre televisión que han heredado todos los vicios de la crítica cinematográfica y analizan las series en función de criterios que solo funcionan en ciclos de noventa minutos». Hasta ahora.

Porque me siento harto orgullo y nerviso de informarles del nacimiento de Elitevisión, un espacio ideado por las mentes más maestras de la blogosfera (y en la cual un servidor ha sido honrosa y orgullosamente llamado a filas), donde se analizarán deliciosos seriales catódicos de hoy y siempre, bajo el revolucionario formato de tratar cada capítulo en su propia mismidad (ergo, una entrega por capítulo) y de manera cronológica. Series de la envergadura de Batman, Batman TAS, Captain Scarlett, Carnivale, Curb your Enthusiasm, el Enano Rojo, Expediente X, Flavor of Love, Friends, Futurama, Historias para no Dormir, Jackass, la Pareja Basura, los Soprano, los Teleñecos, MacGyver, Misión Imposible, Monty Python's Flying Circus, Pinky y Cerebro, Ren & Stimpy, South Park, Spaced, Studio 60, Teresa de Jesús, The It Crowd, The Office, The Prisioner, The Twilight Zone o UFO, nunca volverán a ser visionadas de la misma manera, tras los análisis exhaustivos y minuciosos de las mentes perversas que nos hallamos tras este proyecto.


En este proyecto, un servidor ha optado por pillar al toro por los cuernos y afrontar el análisis y deconstrucción de una de las series con mayor éxito y duración, y, probablemente, peor tratadas del catodismo nacional: Al Salir de Clase. Tarea titánica que espero que no me cueste la poca salud mental que me queda, y, por que no decirlo, la vida en ello. Pero el que esto escribe cree que ahora, diez años después de su estreno, ya es hora de romper una lanza en favor de ASDC y reivindicarla para que pase a formar parte, de una vez, del Olimpo catódico patrio. La intención está. Espero conseguirlo. Pero eso, queridos mostrencos, ustedes lo juzgarán, si desean.

Así que sin más dilación les invito a que ajusten sus aparatos receptores y sintonicen Elitevisión. No se arrepentirán. Palabra de Higronauta.