Periplo maltés
rubricado por Higronauta
Payasos playmobilianos malteses 100%
Malta es como un antiguo parque de atracciones en el cual el tiempo ha pasado factura. Sus autobuses antediluvianos; sus edificaciones de piedra caliza a medio construir y/o derruir; sus bares, restaurantes y tiendas de souvenirs remozados y remodelados para el turista ignoto y ávido de consumir; sus grandes exponentes culturales tornadas en reclamo por excelencia del pais, cual si de los últimos vestigios de las espectaculares atracciones de antaño se tratara; sus trabajadores que parecen algo hastiados de trabajar en un lugar que podría cerrar en breve, y, en consecuencia, no consiguen transmitir un ápice de cordialidad y entusiasmo...Aún así, tiene encanto. Muy mucho. El problema es que uno aterriza en la República esperando encontrarse un país europeo inmerso en pleno siglo XXI y, nada más salir del aeropuerto sufre un principio de realidad atroz: Malta vive encallada en el impass entre el siglo pasado y el actual, sin acabar de dar el paso evolutivo necesario. Una vez digerido, procesado y asimilado este hecho, permutado el imaginario vacacional a las circunstancias del terreno, el visitante empieza a encontrarle cierto regusto a esa decadencia intemporal.
Visitando que es gerundio
Para no extenderme, les haré un breve repaso de los más preciosistas lugares que pudimos visitar en nuestro periplo maltés: la Co-Catedral de St. John, un templo barroco que nos desencajó las mandíbulas ante su belleza arquitectónica y ornamental; la ciudad medieval de Mdina (antigua capital maltesa), probablemente uno de los rincones más bellos de la isla, apodada la Ciudad Silenciosa (por motivos obvios, entre los cuales está el hecho que el nivel turístico era altamente inferior al del resto de la isla) y desde la cual se puede contemplar buena parte del país a golpe de vista; los templos megalíticos de Ggantija, Hagar Quim, Mnajdra y Tarxie, antecesores a las mismísimas Grandes Pirámides en 1000 años.
Y luego está la Malta bizarra. Esa visión transmutada gracias a una vuelta de tuerca a la realidad mundana, que torna lo populista y sincrético en puro arte pop: la facilidad que tienen los locales para bretones de tomar nombres de míticas figuras "históricas": Pub Diana, pub Elvis, bar Roosevelt, restaurante De Niro's, gimnasio Rocky (Balboa); su extremada beatería, que hace que un buen número de viviendas luzcan en su exterior una lustrosa iconografía religiosa, o que en una esquina sí, y en otra también, puedan contemplarse gozosas estatuas santeras; tener expuesta en una vitrina a la "Última vaca 100% maltesa" disecada, fenecida la pobre años ha; o, como sorpresa para un servidor que desconocía su ubicación en plena Malta, visitar el set donde se rodó la mítica cinta de Popeye, comentada aquí un tiempo atrás.
Recomendación higronáutica
Si viajan a Malta, sobre todo y ante todo alquilen vehículo o, en su defecto, utilicen el taxi, ya que el único medio de transporte "público" es el autobús, cuya experiencia, como relleno en el anecdotario es idónea, pero como único recurso es, como mínimo, insufrible (con decirles que los malteses a penas lo utilizan...). Y no es sólo por los autobuses en sí, modelos prehistóricos, sin aire acondicionado y sin ventanas, los más, ni por sus tan escasos caballos que más de una vez, subiendo una pendiente en primera, temimos que el motor fuera a acabar en fase "llamas a mí". Lo comento más que nada por los conductores de éstos: un servidor no recuerda haber encontrado elementos tan chabacanos, garruloides y maleducados ni en nuestra querida celtiberia. Intentos de timajes con los cambios, información escasa o nula, cuando no errónea (en una visita el conductor nos indicó que ya habíamos llegado hasta nuestro lugar de destino, cuando éste se encontraba todavía a media hora poco más o menos; trayecto, obviamente, que hicimos en el coche de San Fernando),... Eso sí, muy devotos todos ellos, con sus estampitas y sus rosarios colgando de los retrovisores. Presuponemos que con la intención de que alguien ahí arriba perdone todos sus pecados que son muy muchos.
Eso sí, si optan por el vehículo privado, paciencia y mucha sangre fría: sólo decirles que de vuelta a España, los conductores de nuestra piel de toro me han llegado a parecer (sólo por breves instantes, no se crean) modelos de buenas maneras y mejores costumbres en la carretera. Porque los malteses, conducir, lo que se dice conducir, conducen con el orto. Y encima por la izquierda (modelo heredado del colonialismo británico). Vamos, como aquí pero peor, que ya es decir.
Valoración postvacacional
Cuesta mantener la mente clara en cuanto a una valoración concisa y exenta de prejuicios de unas vacaciones en Malta. Fue tal el choque cultural y (sobtretodo) social que andamos todavía remodelando, en cada análisis realizado a familiares y allegados, qué nos pareció la visita. Tenemos la certeza que si hubieramos contado con vehículo particular, nuestro periplo hubiera sido mucho más gozoso (como se demostró el día que optamos por el alquiler de uno y pudimos recorrer la isla de extremo a extremo en varias horas, visitando todo lo que nos quedaba por visitar). Pensamos que, quizás, con la mitad de días (cuatro o cinco, no más) hubieramos tenido tiempo sobrante para visitar todo lo visitable de una manera pausada y calmosa. Somos de la opinión que con más conocimiento de causa del lugar de destino hubieramos vístolo todo con otros ojos. Aún así, como les comentaba, vale la pena su visita. O sea.
Dicho esto, volvemos al trabajo...
Etiquetas: Me gusta hacer turismo, Yo mismo e Higronauta
7 Réplicas:
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Publicar un comentariodon higro, ha vuelto!!! bieeeEEENNN!! Qué tal los precios malteses? estoy pensando en ir.
También me alegro de volver: se está mejor en casa que en ningún sitio que afirmaba aquél.
En cuanto a los precios, aproximados a los celtibéricos, quizás un poco más baratos. Salvada la conversión monetaria, el delicioso expresso (importado de Italia, se nota) costaba un eurito, una opípara comida para dos (vino y postre incluído) unos 30-35€. Eso sí, ya le digo que la sección cultural es harto onerosa: todo está regido por el Heritage maltés y los precios por visitar cualquier cosa, por muy nímia que sean, van de los 4 a los 6 euros la testa.
En cuanto a los precios, aproximados a los celtibéricos, quizás un poco más baratos. Salvada la conversión monetaria, el delicioso expresso (importado de Italia, se nota) costaba un eurito, una opípara comida para dos (vino y postre incluído) unos 30-35€. Eso sí, ya le digo que la sección cultural es harto onerosa: todo está regido por el Heritage maltés y los precios por visitar cualquier cosa, por muy nímia que sean, van de los 4 a los 6 euros la testa.
La villa popeyera y el Pub Diana me han llegado al alma. Bienvenido de vuelta al Segundo Mundo.
Malta debe ser como un crossover entre la España vacacional, ciertos aires italianos y un regusto inglés...
Le cojo prestado para mi sección de frases bitacoriles...
Le cojo prestado para mi sección de frases bitacoriles...
Nada más entrar en el pub Diana tenían toda una pared ilustrada con cuadros, retratos callejeros y estatuillas de la citada. Impagable, oiga.
Aires italianos, quitando la sección de pastas y pizzas, ya le digo yo que no mucho, maese Angalqua. Aún así, la definición es harto válida. Hónrame su préstamo, sobra decir.
Aires italianos, quitando la sección de pastas y pizzas, ya le digo yo que no mucho, maese Angalqua. Aún así, la definición es harto válida. Hónrame su préstamo, sobra decir.
Muy interesante! sin duda yo tampoco me perderé el pub Diana ni perderé la ocasión de subirme a un bus cutrón maltés aunque sólo sea para luego poder quejarme y decir "no había visto nunca una cosa igual" que siempre queda muy bien cuando uno vuelve del mundi. Me alegro de que se lo haya pasado bien, yo ya le contaré que tal. Si tiene alguna recomendación no dude en hacermela.
Aspronauta o muerte!
Aspronauta o muerte!
Revisaré la bitácora de a bordo del viaje, maese milenius y le informo.