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jueves, septiembre 08, 2005
1:47 p. m.

¡Socorro, Popeye!

rubricado por Higronauta
"Comiendo espinacas mis puños machacan y a todos podré vencer"
Popeye, Enrique y Ana

Ahora que están en boca de todos las alabanzas a Sin City, me gustaría romper una lanza por la que considero una de las mejores adaptaciones comiqueras a la gran pantalla, ya no sólo por su alto nivel de fidedignidad con la obra referente, sino también por el hecho de ser una de las más desconocidas e injustamente valoradas: la versión que realizó Robert Altman de Popeye en 1980.
Y es que lo que diferencia a esta adaptación del resto es la simplicidad que tiene: no pretende engañar a nadie con subterfugios pretenciosos típicos de director reconocido, no se recrea en una cantidad (es)pasmosa de efectos especiales que vacíen a la historia de contenido, ni se trata tampoco de un circo de tres pistas, pretendiendo ser lo que no es. Popeye es un disparo certero hacia la fidelidad a la obra en la que se basa. Ni más ni menos.
Y buena parte de esa fidelidad se consigue a través de los actores que encarnan a los personajes principales: un Robin Williams inconmensurable (seguramente en el mejor papel de su carrera) dando vida al marinero deforme (bajito, semituerto, de andar arqueado y con unos brazos como martillos pilones). Una Rosario Oliva transmutada en carne en la figura de la incomprendida Shelley Duvall que plasma a la perfección la insoportabilidad del personaje original con su pizpiretismo y su pasión por el marinero de marras. Y aunque el archienemigo de Popeye, Blutus, era quizás, el personaje más facilmente adaptable, no se puede negar la importancia que tiene don Paul L. Smith en su caracterización.

La historia no peca de excesiva y mucho menos de retorcida: Popeye fue abandonado cuando era pequeño por su padre, y desde que fue capaz de valerse por sí mismo, se ha pasado toda su vida de puerto en puerto intentándolo encontrar, hasta llegar a Puerto Dulce (un decorado haciendo las veces de pueblo pesquero más digno de un parque temático cualquiera que de una película, con sus galeotes de cartón piedra, sus puentes colgantes...). Allí se topara con el recelo de la población y con una Rosario que está prometida al mandamás de la zona (en ausencia del comodoro), el capitán Blutus. Pero el marino posee un carácter lo suficientemente fuerte como para hacer frente a todas las adversidades posibles, peleando con quienes relizan mofa de su condición de freak, enfrentándose (por dos veces) a Blutus, adoptando a un infante que le dejan a cargo (cómo no: Cocoliso, que posee facultades precognitivas las cuales darán pie a escenas de lo más variopintas), y llegando a conquistar el amor de miss Oliva.

Yo soy lo que soy


O en su versión original "I yam what I yam". Ese es el lema de Popeye, y a su vez de toda la cinta. Es lo que es: un simple y puro entretenimiento, llevando las viñetas del comic original a la gran pantalla. Las peleas son una maravilla, pudiendo contemplar y disfrutar del marino pelearse con media taberna a mamporrazo limpio con un estilo claramente heredado de los mamporrazos made in Terence Hill y Bud Spencer. El monstruo marino que intenta deglutir a Rosario parece sacado de cualquier cinta de Ed Wood, viniendo a decir con esto que hay mucho de ilusión y poco de presupuesto. Pero es que, ni falta que le hace, oigan.
Por no hablar ya del momento espinacas. Y es que en esta versión Popeye ODIA las espinacas desde pequeño, porque su padre se las hacía comer crudas, con la sana intención de potenciar la fuerza de su retoño. No es hasta la batalla final con Blutus que el marino descubre la fuerza sobrehumana que le proporcionan, provocando así una pelea 100% Popeye.
Por último, que no por ello menos importante, las canciones. Desconozco si sería por la fiebre waltdisneyiana que embadurnaba todas las producciones infantiles de la época, o simplemente se trata de un "a más a más", pero les aseguro que ver a Robin Williams entonando el "Yo soy lo que soy" es una de esas escenas que quedan marcadas a hierro candente en la retina (y/o memoria) del cinéfago de pro.

Colofón


Popeye es la quintaesencia de la adaptación cinematográfica. Está destinada directamente a un público infantil (rememorando el tiempo en que se hacían películas única y exclusivamente para infantes) pero no por ello defraudará ni a los más fieles seguidores de las viñetas ni a los más cinéfagos de la contrada. Bajo presupuesto, altas dosis de ilusión e imaginería y unas caracterizaciones tan fidedignas como las de la obra de Frank Miller. Quizás sobre alguna que otra cancioncilla, pero, visionado tras visionado, a esta cinta le sucede igual que a las producciones de los Marx: le acabas pillando el gustillo hasta a los temitas carrinclones. La diversión está segurada, y teniendo en cuenta que dirige Robert Altman, un servidor se pregunta: ¿se puede pedir más? O sea.

7 Réplicas:

  At 8/9/05 22:42 Blogger porlacara afirmó:

Recuerdo haberme reido de lo lindo con esta película cuando era pequeño. Pero hace tantos años que tendría que volver a verla para poder dar una opinión coherente al respecto...

  At 9/9/05 01:32 Anonymous Anónimo afirmó:

No me acuerdo de esta película, pero desde ahora, haré lo imposible por conseguir verla. Abajo Sin City, arriba Popeye.
Por cierto, el señor que dibuje las combinaciones de letras de más abajo tiene que estar loco. No me cabe duda. Y no vale decir que lo hace una máquina, porque no me lo creo.

  At 9/9/05 02:37 Anonymous Anónimo afirmó:

la verdad que nunca la he visto por dos motivos
1 -soy fan acérrimo del popeye de segar y cualquier cosa que no alcance us delirio creativo me resbala pero mucho
2 - han hablado tnamal de esta peli todo este itmepo que no me dio el cuero para arriesgarme

pero, si ud, la recomienda...

  At 9/9/05 14:07 Blogger Higronauta afirmó:

Don porlacara espero su comentario tras el videado.
Maese gregorio las letras antispam las escriben una serie de empleados subcontratados con una mano, mientras con la otra le escriben los discursos a la familia Bush (el resultado es casi el mismo, no se vaya usted a pensar).
Don roberto un servidor ha sido degustador de las historias de Popeye durante tiempo y no me he sentido defraudado, aunque, obviamente, el chip con el que hay que ver esta película dista mucho del convencionalismo de una adpatación cualquiera. Para su visionado nada mejor que una concepción cinéfaga y una buena dosis de ilusión infantil. El resto se lo dejo a su nivel de osadía...

  At 10/9/05 12:17 Anonymous Anónimo afirmó:

Me ha encantado la reseña de esta película que conocía sólo de oídas al no haber tenido nunca oportunidad de verla.
No debe ser fácil de encontrar, a ver si en internet...
Gracias por las fotos, demuestran que las caracterizaciones son aplastantemente fidedignas sin necesidad de retoques por ordenador, animatronics y cosas por el estilo.
Soy un gran fan de la animación, de Pixar y del dios Jim Henson, que los inspiró a todos. Pero siempre valoro muchísimo la ausencia de artilugios informáticos, en beneficio de la prehistórica técnica del maquillaje y el no menos simple talento de los actores. Teatralidad tradicional.

  At 10/9/05 15:39 Blogger Higronauta afirmó:

Maese pistacho la búsqueda internáutica no le resultará infructuosa, no sé si me entiende... En otro orden de cosas, me alegro que le halla gustado el post y decirle que ha captado a la perfección el espíritu de la cinta con sus dos últimas palabras: teatralidad tradicional. Y musical en este caso.
Y sobre lo que comenta de la animación, creo que de un tiempo a esta parte se está potenciando en demasía la técnica y los fx en detrimento de buenas historias. Y es una lástima que ahora, que se puede realizar cualquier cosa, anden tan escasos de ideas y de concepciones novedosas. Pero claro, para variar, la taqulla manda, y el público no está educado para asimilar nuevos conceptos, sino para regurgitar refritos fotoclónicos.
Un buen post que aunque publicado hace varios años, me ha proporcionado información sobre Popeye.

`Investigo´a Popeye para un post de un blog que elaboramos cuatro personas, sobre series infantiles. Popeye es un personaje que ha traspasado décadas y puntos de vista, pero creo que no ha perdido su encanto.

Por el momento, es el único personaje que me ha dado más sorpresas, por su larga trayectoria. No he visto la película pero no tardaré mucho.

Un saludo.