"Sabía que me estaba descolgando de la droga cuando no tenía ganas de ver la televisión".
Billie Holliday

Para que luego digan que España siempre está a la cola de todo: según el último informe de la ONU, nuestro querido país "figura a la cabeza mundial de consumidores de cocaína", sólo con "una décima porcentual más que Estados Unidos". El informe analiza las causas de ello, y presupone sabiamente que mucho (o todo) tiene que ver el hecho que "los países occidentales y aquellos por los que pasan las grandes rutas del tráfico mantienen los porcentajes más elevados". Y, como es obvio, España cumple ambos requisitos.

Todo por la napia

Un servidor, ante tan categórica afirmación, no tiene más opción que plantearse la siguiente cuestión: ¿cómo se realiza ese estudio? Las opciones que se me ocurren son de lo más variopintas (y de lo más irreal también, a qué negarlo):

- Método encuesta: ustedes van tranquilamente deambulando por las calles de su urbe, pueblo o poblado y unas señoritas les detienen instigándoles a que les respondan preguntas del tipo "¿Es usted cocainómano?", "Usted cuando sale de fiesta con sus amistades, ¿se mete?", "¿Conoce el precio actual de un tabique de platino?", "¿Número de rallas que consume a la semana?", "¿Qué parte de su sueldo lo dedica al consumo de estupefacientes", y así... (la versión encuesta personal puede ser sustituida por la telefónica, que resulta más impersonal y promueve la honestidad: "Buenas tardes, le llamamos de la ONU para realizarle una encuesta sobre la cocaína que se consume en su hogar").
- Método contador: Cayendo (otra vez) en la paraoia conspiranoide, el Gran Hermano controla toda la producción de estupefacientes que entra en el país, y hace recuento global del número de gramos vendidos, ya sea por diferencias del "debe y el haber", ya sea mediante el hecho que las papelinas vengan numeradas (¿con código de barras incluido, quizás?), ya sea instigando al vendedor (aka camello) para que revele sus ventas. Aunque la forma que se me aparenta más sencilla en este método es realizar un cálculo global de las toneladas de cocaína que entran en el país, descontarle a estas las incautadas por la policía y con el restante hacer un cálculo aproximativo: "X kilos a X la ralla, da para X dosis" (a esta última opción hay que restarle siempre el material incautado por La Ley que acaban desapareciendo de manera nada sospechosa a estas alturas del cuento).
- Método vigilancia: videocámaras en reservados, servicios y párkings de discotecas, restaurantes (de lujo o no). Aunque con este método el consumo en lugares privados (la toilette de su morada, por ejemplo) quedaría algo más descontrolado.

La coca, la coca me vuelve medio loca

Sí, vale. Pero aún así, ¿cómo se cuantifica el uso abundante y sonante de cocaína por parte de la clase alta? ¿Se presenta alguien en el Congreso y realiza un censo de los diputados cocainómanos quizás? ¿Se realizan asaltos a las mansiones de las zonas altas de las ciudades en busca de polvo blanco? Sinceramente, a mí, que me lo expliquen. Aunque seguramente, y para no cambiar la tendencia, se presupondrá que el binomio siempre será clase obrera (media o baja para los postmodernos) y drogas, dejando al márgen a los adinerados. Es lo que tiene la demagogia, oigan.

La última duda que se me plantea ante el estudio de la ONU es que si los Estados Unidos cuentan con una población aproximada de unos 300 millones de habitantes y en nuestra celtiberia a penas pasamos de los 40 millones de personitas, ¿a cuántas ingestas de cocaína nos toca por cabeza para ser mayores consumidores que los yankis? Esto... ¿alguien dijo surrealista? Pues eso.