La última herramienta de control por parte del Gran Hermano viene, esta vez, disfrazada de preocupación familiar y/o conyugal. Y es que si estamos hastiados de ver en series, películas y demás herramientas de localización mundial mediante ese aparatejo inútil que también nos han endiñado, convirtiéndolo en un indispensable de la vida diaria, el móvil, ahora, usted, desde su casa, ya puede controlar a sus allegados cual si de la CIA, el FBI o el CIS se tratara.

¿De qué estamos hablando?

Del hipoqih (del cual desconocemos el por qué de ese nombrecito de marras). Pero, ¿qué es el hipoqih? Pues ni más ni menos que un pequeñísimo plugin gratuito creado por el señor Andrés Ribera & Co. que sirve, para localizar cualquier móvil (y por ende, a su propietario) mediante el uso de Google Earth allá donde se halle. Usted descarga el programita de marras, lo instala en el móvil y gracias a esto, sus allegados pueden saber a cualquier hora del día donde se encuentra. Preciosista, vamos.


Triste realidad

La teoría, como siempre, muy bella. Pero la realidad, obvio, dista muy mucho de la concepción primera. Porque, siendo sinceros, ¿quién va a ser el berraco al que guste ser localizado a todas horas? (Si ya resulta a veces contraproducente estar disponible, telefónicamente hablando, solo faltaba que ahora puedan conocer su posición real en el mapamundi mundial).
Y es que, como era de preveer, un número ingente de descargas e instalaciones de este producto celtibérico han sido en móviles de infantes, púbueres y parejas conyugales varias (obviamente sin conocimiento previo de estos), para conseguir el conocimiento absoluto sobre los hábitos y costumbres de estos. Todo, como comentaba al principio, bajo el manto de la preocupación más humilde. "No lo hago para vigilarla, pero me siento mucho más tranquilo si se donde está en cada momento. Porque le puede pasar cualquier cosa viniendo del instituto o cuando sales con los amigos" afirma un padre preocupado que ha instalado hipoqih en el móvil de su hija sin consentimiento ni conocimiento por parte de ella. Otra madre ha optado por informarse donde anda su retoña cuando ésta sale los fines de semana a las discotecas: "En esta edad es difícil hablar con los hijos, parece que siempre escondan algo". Bonita justificación, sí señora. Y oigan, que si tienen dudeos sobre si su pareja amatoria tiene un affaire, o, simplemente, son de esos elementos, tan de moda en estos tiempos, en que los celos les reconcomen el imaginario hasta dejarlo hecho cisco (el clásico síndrome mixto de baja autoestima y nula confianza), con esta delicia del software español ya podrán confirmar sus temores (o no).

Los pequeños grandes hermanitos


Era malo que el Gran Hermano tendiera al control absoluto de cada una de nuestras costumbres (últimamente bajo el manto de la seguridad mundial) pero ahora, la cosa va a ser un despiporre padre: miles de desconfiadas personitas podrán hacer las veces de Grandes Hermanitos controlando a todas y cada una de las personitas que tienen alrededor. Uno ya se puede imaginar a los progenitores montando un símil de despacho de control paternal, con sus módems, sus pantallas TFT alineadas una al lado de la otra y controlando, ahora a su pareja, ahora a sus retoños, ahora, ya puestos, a las amistades, exnovias, compañeros de trabajo, jefes,... y todas y cada una de las personas a las que hallan podido instalar el citado programa.

El futuro ya está aquí, y viene recubierto de una capa de control tal, que ya veremos dónde va a acabar acabando...

Apostilla: A todo lo enarrado, a tener en cuenta también un posible aumento de paranoia celular por no dejar el móvil sin vigilancia ni un segundo, y mucho menos dejárselo a nadie, no vaya a ser que acabemos siendo un puntero amarillo parpadeante entre las páginas de Google Earth.