Compre, compre, compre (en domingo, eso sí)
rubricado por Higronauta
Me llamarán agorero o pesimista. Pero que los noticiosos no hacen más que demostrar la involución social a la que nos estamos viendo abocados. La última demostración empírica, hace a penas unos días en todos los medios del cuarto poder: La Comunidad de Madrid amplía de 20 a 22 los domingos en que se abrirán las tiendas. Y eso no es lo peor, qué va: La Comunidad de Madrid autoriza a los comercios del barrio Sol a abrir 365 días al año.
Lo peor de todo es que el pueblo llano, ese que tan ricamente se considera clase media, tiene buena parte de culpa en todo el percal ocurrente. Dejando de lado la lógica que subyuga a los empresarios a ampliar su capacidad de beneficios siete días a la semana, esta coyuntura no se podría dar si no fuera porque el españolito de a pie, es más que partidaria de ella, bajo un podrido entarimado de excusas, que lo único que hace es promover la recesión de derechos laborales. Ese mismo conjunto de la ciudadanía que reniega que los trabajadores de cualquier sector que les afecte directamente, puedan hacer uso de un derecho tan básico como es la Huelga.
El subterfugio
Una premisa: el trabajador español no es que ya no tenga consciencia de clase, es que no tiene si quiera empatía por nadie que no sea él, su camada lustrosa, y su colegamen.
Partiendo de esa base, no resulta extraño pues que buena parte del personal se alegre de la apertura de comercios los domingos y festivos. La excusa es tan endeble, que se cae por sí misma: ante la ingente cantidad de horas que hay que trabajar durante la semana, resulta tarea hercúlea ir a comprar en días laborables. O, en plan sitémico: el aumento de horas de producción impide que el trabajador pueda abastecerse de materia prima para su supervivencia. Paparruchadas.
La contraposición
Los sábados y sus extensos horarios comerciales. Las compras desde casa (y no hace falta que sea Elcorteingles.com o Amazon.com que, a estas alturas, hasta Mercadona tiene su contingente repartidor casa a casa). La organización de los miembros familiares. La lucha contra la pereza tras la jornada laboral...
La realidad
Al núcleo familiar español (definan família como les venga en gana) le resulta más que provechoso esta nueva situación. Poder permutar las exacerbantes e inacabables horas dominicales sentados con el cónyuge delante del televisior por "excursiones semiorganizadas" al macrocentro comercial ayuda a favorecer la convivencia con la pareja. Además, cualquier servicio nuevo y gratuito que se ofrezca al pequeño proletario siempre es bien venido, por una supesta adquisición de 1) Poder y 2) Derechos básicos.
La consecuencia
Pregúntome cuando podrán ir entonces a adquirir esas materias primas tan preciadas los trabajadores de comercios que tengan que laburar esos festivos citados. Pregúntome también cuanto tiempo podrán soportar pues los pequeños comerciantes la competencia más que injusta con las grandes superfícies. Y pregúntome, sobre todo, cuanto tardará esto en expandirse, no ya por todo el territorio nacional, si no por todo el ámbito laboral patrio. ¿Volveremos pues a trabajar 14 o 16 horas diarias? ¿Seguiremos perdiendo una serie de derechos que se consiguieron a base de sangre, sudor y lágrimas? ¿Volverán nuestros tiernos infantes a trabajar en condiciones infrahumanas? ¿Es que nadie tiene un ápice de dignidad? ¿Y de memoria?
La consigna
Si gustan, hagan como un servidor, y ni se acerquen a un comercio que esté abierto en festivo. Por el pasado, por el presente y por el futuro. Por ustedes, por ellos y por nosotros. O algo
Lo peor de todo es que el pueblo llano, ese que tan ricamente se considera clase media, tiene buena parte de culpa en todo el percal ocurrente. Dejando de lado la lógica que subyuga a los empresarios a ampliar su capacidad de beneficios siete días a la semana, esta coyuntura no se podría dar si no fuera porque el españolito de a pie, es más que partidaria de ella, bajo un podrido entarimado de excusas, que lo único que hace es promover la recesión de derechos laborales. Ese mismo conjunto de la ciudadanía que reniega que los trabajadores de cualquier sector que les afecte directamente, puedan hacer uso de un derecho tan básico como es la Huelga.
El subterfugio
Una premisa: el trabajador español no es que ya no tenga consciencia de clase, es que no tiene si quiera empatía por nadie que no sea él, su camada lustrosa, y su colegamen.
Partiendo de esa base, no resulta extraño pues que buena parte del personal se alegre de la apertura de comercios los domingos y festivos. La excusa es tan endeble, que se cae por sí misma: ante la ingente cantidad de horas que hay que trabajar durante la semana, resulta tarea hercúlea ir a comprar en días laborables. O, en plan sitémico: el aumento de horas de producción impide que el trabajador pueda abastecerse de materia prima para su supervivencia. Paparruchadas.
La contraposición
Los sábados y sus extensos horarios comerciales. Las compras desde casa (y no hace falta que sea Elcorteingles.com o Amazon.com que, a estas alturas, hasta Mercadona tiene su contingente repartidor casa a casa). La organización de los miembros familiares. La lucha contra la pereza tras la jornada laboral...
La realidad
Al núcleo familiar español (definan família como les venga en gana) le resulta más que provechoso esta nueva situación. Poder permutar las exacerbantes e inacabables horas dominicales sentados con el cónyuge delante del televisior por "excursiones semiorganizadas" al macrocentro comercial ayuda a favorecer la convivencia con la pareja. Además, cualquier servicio nuevo y gratuito que se ofrezca al pequeño proletario siempre es bien venido, por una supesta adquisición de 1) Poder y 2) Derechos básicos.
La consecuencia
Pregúntome cuando podrán ir entonces a adquirir esas materias primas tan preciadas los trabajadores de comercios que tengan que laburar esos festivos citados. Pregúntome también cuanto tiempo podrán soportar pues los pequeños comerciantes la competencia más que injusta con las grandes superfícies. Y pregúntome, sobre todo, cuanto tardará esto en expandirse, no ya por todo el territorio nacional, si no por todo el ámbito laboral patrio. ¿Volveremos pues a trabajar 14 o 16 horas diarias? ¿Seguiremos perdiendo una serie de derechos que se consiguieron a base de sangre, sudor y lágrimas? ¿Volverán nuestros tiernos infantes a trabajar en condiciones infrahumanas? ¿Es que nadie tiene un ápice de dignidad? ¿Y de memoria?
La consigna
Si gustan, hagan como un servidor, y ni se acerquen a un comercio que esté abierto en festivo. Por el pasado, por el presente y por el futuro. Por ustedes, por ellos y por nosotros. O algo
Etiquetas: ¿Sociología?, Celtiberia
11 Réplicas:
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Publicar un comentarioComo bien dice nuestra celtiberia ha adquirido esa costumbre tan yanki, tan Mallrat, de irse a los centros comerciales como puro ejercicio de ocio y, por ende, de consumo. En el humilde barrio de un servidor esta ley pasa a huelgar, los domingos a duras penas abre ese locutorio de colombianos que no cierra hasta las 3 de la mañana, el bar de rigor con los resacosos de rigor, el kiosco y los pollos alases por la mañana y pare de contar. Aunque también mirando a fondo, es que no hay ya comercios, solo hay ultramarinos franquicias, panaderías que se abastecen las unas a las otras con la misma bollería y pan congelado de cocinado rápido, el eventual “cucadas” de ama de casa jubilada a dos meses de traspaso, chinos a punta pala (el futuro del pequeño comercio multifunción de explotación) y agencias inmobiliarias (que curiosamente están cerrando todas).
hmmm...no sé que decirle Maese...Yo compro algunas cosas por internet..el resto que no encuentro aquí las pillo en ciudades grandes como Madrid..y ahí necesito que abran algunos domingos pues aprovecho más cada fin de semana que voy...en fin que como ve soy algo "egoista"...
Abrir los domingos favorece la emancipacion de los jovenes, Por que asi nuestra Jenny puede hacerse una horitas en el Pimkie los fines de semana y sacars unos duretes para comprar y consumir a saber que.
A las Barricadas!!!!!!!
¿Pero no estábamos en crisis?, ¿por qué abrir más días si no hay dinero para comprar?
Odio los consejos de ahorro en las noticias.
Odio los consejos de ahorro en las noticias.
agorero!! pesimista!! jojojojo
yo solo se que paso de ir en domingos y encontrarme con más de media ciudad de compras y tener que pelearme con señoras que podrían ser mi abuela por la vez..
yo solo se que paso de ir en domingos y encontrarme con más de media ciudad de compras y tener que pelearme con señoras que podrían ser mi abuela por la vez..
En mis años jovenes trabajé más de dos años de vendedora en semejantes condiciones, y además de acabar sociopata, descubrí que la mayoría de gente que va a comprar en domingo está fatal, y los que iban a comprar el día de reyes a las 3 de la mañana aún más, se lo aseguro...
En la zona metropolitana de un servidor, viene a pasar lo mismo, maese Bizita: tiende al pueblerismo carpetovetónico, y los comercios a penas abren si quiera los sábados por la tarde.
Todo depende de las necesidades de cada quisque, maese loco. Dos acotaciones: 1) La gran mayoría de partidarios de esta medida lo son simplemente por el puro placer del consumo o el paseo por él dejando de lado sus necesidades y 2) Aún así, existen ya macrocentroscomerciales específicos (que yo sepa, en Madrid había uno y en Barcelona otro) que abren 265 días al año para cubrir esos déficits.
Se olvidó, Dr. Zito de comentar que esa misma Jenny se dedica a pinchar sus tremebundos cedés a todo trapo en la tienda de marras, para espanto de consumidores y descenso de la labor. Creo que, para más datos, tendré que revisionar Yo soy la Juani...
Que encantadoramente anacrónico resulta usted, maese Kuroi :P Tenga en cuenta que según comentaba el mismísimo Bill Clinton, el cambio está en las nuevas tecnologías. Es que lo de las barricadas es un engorro, que luego uno se pone todo perdido y hay que lavar y eso...
Estrellita: ¿Crisis? Cuando los estándares celtibéricos se convierten en pantallas lcd de 50", BMWs & Audis y cantidades ingentes de aparatos inútiles tanta crisis no habrá. O eso, o la deuda celtibérica nos llega ya hasta la coronilla de nuestros nietos.
Sabía que me lo llamarían, maese elputocriticón. Ese es otro motivo. Pero en caso de un servidor, se extiende a toda la semana y a todo centro comercial (aka Mall) conocido.
Una persona que no tiene nada mejor que hacer en el Día del Señor que presentarse a comprar (o a visitar tiendas), obvio que no anda muy finamente. Y si la problemática es familiar-parejil, ya ni le cuento, querida Aura. Y sé que nunca podré trabajar de cara al público. Misantropía impide, ya sabe...
Todo depende de las necesidades de cada quisque, maese loco. Dos acotaciones: 1) La gran mayoría de partidarios de esta medida lo son simplemente por el puro placer del consumo o el paseo por él dejando de lado sus necesidades y 2) Aún así, existen ya macrocentroscomerciales específicos (que yo sepa, en Madrid había uno y en Barcelona otro) que abren 265 días al año para cubrir esos déficits.
Se olvidó, Dr. Zito de comentar que esa misma Jenny se dedica a pinchar sus tremebundos cedés a todo trapo en la tienda de marras, para espanto de consumidores y descenso de la labor. Creo que, para más datos, tendré que revisionar Yo soy la Juani...
Que encantadoramente anacrónico resulta usted, maese Kuroi :P Tenga en cuenta que según comentaba el mismísimo Bill Clinton, el cambio está en las nuevas tecnologías. Es que lo de las barricadas es un engorro, que luego uno se pone todo perdido y hay que lavar y eso...
Estrellita: ¿Crisis? Cuando los estándares celtibéricos se convierten en pantallas lcd de 50", BMWs & Audis y cantidades ingentes de aparatos inútiles tanta crisis no habrá. O eso, o la deuda celtibérica nos llega ya hasta la coronilla de nuestros nietos.
Sabía que me lo llamarían, maese elputocriticón. Ese es otro motivo. Pero en caso de un servidor, se extiende a toda la semana y a todo centro comercial (aka Mall) conocido.
Una persona que no tiene nada mejor que hacer en el Día del Señor que presentarse a comprar (o a visitar tiendas), obvio que no anda muy finamente. Y si la problemática es familiar-parejil, ya ni le cuento, querida Aura. Y sé que nunca podré trabajar de cara al público. Misantropía impide, ya sabe...
Vivo en la periferia de Madrid y esto de lo que hablas es algo espantoso. Cada día nos ponen un macrocentro comercial, surgen como setas con exactamente los mismos cines (con las mismas películas, cuidado a ver si se va a escapar algo en V.O...) las mismas tiendas y las mismas franquicias. Antes tenía algo de sentido ir a un centro comercial en vez de a otro por, no se, en su día yo me pateaba muchos por las distintas máquinas recreativas, pero ahora ni eso. De hecho la única opción estratégica que conozco ahora es ir a los más antiguos porque habrá algo menos de gente que en los nuevos.
Internamente ya me propuse esa convicción de no pisar ninguno un domingo. Luego pasan los años y necesitas una barra de pan y te apetecen unos cereales y oye que es domingo pero está al lado, ya que estamos echamos la tarde... no, no y no. A mí me parece una atrocidad sobre todo cuando he tenido la oportunidad de ver de primera mano los tipos de contratos que tiene la gente que trabaja un domingo. Por supuesto que cualquier demandante de trabajo temporal se frota las manos porque se gana muchísimo más, pero hay un empobrecimiento del empleo acojonante con la proliferación de contratuchos específicos para cubrir esta demanda que crea la sociedad (¡siempre están hasta los topes estos centros! no hay otra cosa que hacer...).
El empleo en este sector, los derechos y deberes, han experimentado un retroceso increíble. Antes alguien sin muchos estudios por cualquier causa podía optar a un puesto de vendedor/a en el que le iban a formar en un oficio y que podía durarle muchos años. De lo más digno. Ahora, con este tipo de cosas lo único que se prima es que Jenny curre un domingo para comprarse unos pantalones el lunes. Eso y la destrucción del pequeño comercio en pro de la franquicia y la gran superficie.
Y no olvidemos una de las realidades del trabajo temporal (que es lo que alimenta este tipo de propuestas -y no soy contrario tampoco a todas las formas de temporalidad, ojo-) que es ser una especie de filtro antihuelgas. Ningún trabajador de un supermercado va a proponer una huelga, primero porque su contrato de 15 días (como mucho) no le da para pensar esas cosas. Segundo, porque no hay ninguna dificultad en que Jenny le sustituya, sea ese trabajador carnicero, frutero o vendedor de alfombras.
Vaya rollo Maese Higronauta, ya ve que me joden estas cosas. Lo mejor es adoptar mi solución: ponerse en las puertas de los centros comerciales con un lanzallamas para que no pase nadie. Tengo que meterme en política algún día...
Internamente ya me propuse esa convicción de no pisar ninguno un domingo. Luego pasan los años y necesitas una barra de pan y te apetecen unos cereales y oye que es domingo pero está al lado, ya que estamos echamos la tarde... no, no y no. A mí me parece una atrocidad sobre todo cuando he tenido la oportunidad de ver de primera mano los tipos de contratos que tiene la gente que trabaja un domingo. Por supuesto que cualquier demandante de trabajo temporal se frota las manos porque se gana muchísimo más, pero hay un empobrecimiento del empleo acojonante con la proliferación de contratuchos específicos para cubrir esta demanda que crea la sociedad (¡siempre están hasta los topes estos centros! no hay otra cosa que hacer...).
El empleo en este sector, los derechos y deberes, han experimentado un retroceso increíble. Antes alguien sin muchos estudios por cualquier causa podía optar a un puesto de vendedor/a en el que le iban a formar en un oficio y que podía durarle muchos años. De lo más digno. Ahora, con este tipo de cosas lo único que se prima es que Jenny curre un domingo para comprarse unos pantalones el lunes. Eso y la destrucción del pequeño comercio en pro de la franquicia y la gran superficie.
Y no olvidemos una de las realidades del trabajo temporal (que es lo que alimenta este tipo de propuestas -y no soy contrario tampoco a todas las formas de temporalidad, ojo-) que es ser una especie de filtro antihuelgas. Ningún trabajador de un supermercado va a proponer una huelga, primero porque su contrato de 15 días (como mucho) no le da para pensar esas cosas. Segundo, porque no hay ninguna dificultad en que Jenny le sustituya, sea ese trabajador carnicero, frutero o vendedor de alfombras.
Vaya rollo Maese Higronauta, ya ve que me joden estas cosas. Lo mejor es adoptar mi solución: ponerse en las puertas de los centros comerciales con un lanzallamas para que no pase nadie. Tengo que meterme en política algún día...
A sus dudeos; Volveremos, los seguiremos perdiendo, volveran nuestros infantes tambien, la dignidad es una falacia que no se mueve sino desde en las falacias dado el percal económico, y la memoria no interesa interesa la educación para la ciudadania, en la que se prepara a nuestros infantes para que aprecien lo bello que es ese estado ficción que es está España nuestra, en la que todos somos iguales, todos vivimos en un estado ideal de disposicion trascendental al dialogo, en la que no tiene porque haber conflictos porque todos somos puñeteros ciudadanos civicos todos y respetuosos con los puñeteros derechos universales...
AGGG que asco me da todo...
AGGG que asco me da todo...
Esa es otra, maese Forfy:la fotoclonación de tiendas. Si al menos hubiera (o hubiese) variación (qué se yo, tienda de comics a lo Mallrats o Sepu, bueno, venga, vale. Pero es que hay treinta franquicias y todas reiteradas, hasta en los comedores colectivos. Y los contratos ya son harina de otro costal: recuerdo la huelga general del 94 con elcorteingles abierto y los laburantes allí plantados en sus puestos de trabajo bajo la violenta mirada de los piquetes. Y estamos hablamos de etapa socialista, que fue el que impulsó estos contratos, qué conste.
En cuanto a su solución, casi prefiero un proyecto Mayhem volando los centros comerciales y las antenas catódicas, y contemplando la reacción de la ciudadanía al haberse quedado sin espacio de "ocio".
Ale, ya me ha producido otra crisis misantrópica, maese angalqua. Espero que esté contento...
En cuanto a su solución, casi prefiero un proyecto Mayhem volando los centros comerciales y las antenas catódicas, y contemplando la reacción de la ciudadanía al haberse quedado sin espacio de "ocio".
Ale, ya me ha producido otra crisis misantrópica, maese angalqua. Espero que esté contento...