1974. El clásico y laureado F.C. Barcelona de Sadurní, Rexach, Sotil, Marcial y Cruyff. Aprovechando la victoria liguera después de veinticuatro años de sequía, y la concesión del tercer Balón de Oro consecutivo a Johan Cruyff, la discográfica Polydor decide liarse la manta a la cabeza y ficha al holandés para que grabe un single con dos deliciosos temitas, para deleite de balompédicos, barcelonistas, holandeses ebrios, y, por qué no decirlo, amantes de la cultura musical aberrante.


Cara A: Oei, oei, oei (Dat was me weer een loei). O, según traducción, Otro buen chut. Y aunque bajo ese nombre podría pensarse que se esconde un tema musical dinámico y alironístico, nada más lejos de la realidad. Se trata más de un tema que, a falta de entendimiento de la letra, se asemeja más a un pasacalles con majorettes, bombos y platillos (un servidor se imagina la calle tomada por personal entonando este tema y, como poco, prevee el fin del mundo). Pura celebración, que, a veces aseméjase más a un cante entre compañeros ebrios de taberna alguna que a una alabanza del fútbol.



Cara B: Alle stoppen ineens naar de knoppen. Que en celtibérico significa (atención), Todos los fusibles se fundieron a la vez. Se dudea si es el idiomatismo del Tulipán de Oro o los auspicios del mismo compositor que en la cara A, pero a qué negar que la sensación de continuar la fiesta tabernera en estado semicomatoso no hay manera de quitársela de encima. Algo tendrá que ver los elevados niveles de desafine del holandés, digo.


Desde ya, agradeceríase a cualquier entendido en holandés la traducción de ambos dos temas para una mayor compresión y disfrute del concepto. Y es que si los temas se denominasen de formas diferentes, tampoco importaría, pero, ante esos estandartes, se presupone que ahí, detrás de la barrera idiomática, se esconde mucho más oro del que reluce. Y, a qué negar, que no es poco. O sea.