Afirmar que el periodismo ha tiempo que dejó de ser una ciencia de la información es por todos sabido. Normal, pues, que uno, al entrar en la página web de ElPaís.com se tope con titulares como este:

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«La xenofobia se empieza a manifestar en España»

Glorioso titular donde los halla, que parece incitar a cierta preocupación social sobre un fenómeno feo, feo, feo, tal como se comentó en este blog hace unos días. A un servidor lo que más le fascina es ese «se empieza», paradigma que implica que, hasta el momento, nuestra querida celtiberia estaba libre de todo pecado. Cuán bella resulta la mentira tergiversada en un reinicio del imaginario colectivo social, a qué negarlo.

«Racismo(...)»

Si en la sociedad políticamente correcta que nos hallamos, el término raza ha sido permutado por etnia, dudeo: ¿no debería hablarse de etnismo o, como bien apuntaba el titular, simplemente xenofobia?

«(...)de baja intensidad(...)»

Esto... ¿lo cualo? Agradeceríase una tabla con las correlaciones entre acto y nivel de intensidad xenófoba para una mayor comprensión del público. Posteriormente, uno realiza una lectura del artículo tras los neones, y descubre, no sin poca sorpresa, que la baja intensidad citada viene a referirse a "(...)-discriminación laboral y acceso a una vivienda-, pero tambén las supuestas agresiones de individuos y agentes de la policía". Entonces, ¿racismo de intensidad moderada o alta, ¿qué vendría a ser? ¿Españolitos encapuchados bajo capirotes blancos quemando inmigrantes? Un mar de dudas, que, por el momento, el que esto escribe, no ha sido capaz de descifrar ni solventar. Por lástima. O no.

«(...)se instala(...)»

Ergo, llega para quedarse. Peliagudo, peliagudo, oigan. Porque si estuviera de paso, bueno, venga, vale. Pero que se instale... Al final va a resultar que no somos tan progres, tan tolerantes y tan modennos como querían hacernos ver. Y eso, de cara a la galería exterior, no es que haga mucho (ni poco) bien a la imagen de pueblo plenamente integrado en el siglo XXI como se pretende. ¿No?


«(...)en lugares donde se integran los inmigrantes.»

Disculpen, pero aquí la cosa ya pasa de castaño a negro oscuro (aka de color). Podría tratar el concepto de integración desde varias perspectivas y corrientes sociológicas, filosóficas o, simplemente, filolóficas, pero, para ser pragmaticos y coherentes, se echará mano de una cuña informativa del propio gobierno: “Alicia necesita que Mirta cuide a su padre. Mirta necesita que Carmen recoja a su hijo en el colegio. Amadou, el novio de Carmen, necesita trabajo y Alicia necesita un cocinero. Con la integración de los inmigrantes ganamos todos. Ganamos en crecimiento económico, en calidad de vida, en diversidad cultural. Integración de los inmigrantes. Gobierno de España”. Ahora, por favor, que venga alguien con el logos de su parte, y me explique donde se da esa calidad de vida y esa diversidad cultural de la que se habla (el crecimiento económico es obvio, y más para muchos empresarios poco o nada adeptos a la legalidad). Y no es válido responder haciendo uso de los programas religiosos varios que, tan integrantemente nos regala nuestra querida televisión pública las mañanas de los domingos, que conste.

Fin del análisis



Concluyendo esta entrega, he caído en la cuenta de buscar la definición de periodismo en el DRAE, y, cual no ha sido mi estupefacta sopresa al leer que se trata de la "Captación y tratamiento, escrito, oral, visual o gráfico, de la información en cualquiera de sus formas y variedades". Ni condiciones, ni metodología, ni ética. Nada. Lo cual me lleva a dos máximas, con las que podré irme a dormir mucho más tranquilo (o no):

1. El titular analizado es una forma de periodismo en estado puro, al igual que la enarración informativa de medios dispares como las prolijas disertaciones de don Losantos y don Vidal, los extensos reportajes de Aquí hay Tomate, las deliciosas crónicas de (extinto) El Caso y los debates catódicos de Gran Hermano. Por citar algunos.

2. Un servidor, ante la definición académica, y sin carrera ni título, es periodista. Y ustedes también. Que lo sepan. O sea.