"- Qué espada más grande tienes
- Puede ser grande, pero hay que saber usarla"
Extrato de The Whore of the Rings

De un tiempo a esta parte, esa la empresa Private parece entestada a pornografiar cualquier taquillazo cinematográfico made in Hollywood, convirtiendo, lo que podría llegar a ser todo un arte, en una mera sucesión de fotoclónicos sin sentido, repletos de siliconadas porntars de tres al cuarto, con unos guiones modelo "quiero y no puedo" y con unos níveles erógenos nímios, por no decir nulos.
Afortunadamente, el mundo de la versión X no es ámbito exclusivo de esta compañía. Únicamente hay que rebuscar un par de estanteráis más abajo de ese Blockbuster de la erótica para descubrir joyas que, sin la inmensa cantidad de recursos que goza ésta, saben recrear a la perfección el universo de su referente non porn, o, en determinados casos, incluso superarlo.

La entrega de hoy de nuestro Festival-Erótico Festivo, dudeo, y mucho, que pueda superar, no ya a su referente cinematográfico, si no, sobretodo y ante todo a su referente bibliográfico. Y es que hoy vamos a hablar de esa joya tresequis que es La Puta de los Anillos (aka The Whore of the Rings).


Argumento

"En una tierra de magia y dragones un grupo de héroes liderados por Violet Blue y Aurora Snow deberán salvar el mundo de la malvada hechichera (Kyrlie Ireland). Si la hechicera consigue el control del último anillo la completa oscuridad reinará en la Tierra Central...".

La Comunidad casi al completo
Que viene a ser la historia de un clónico pirulacho de Gandalf, que en su lecho de muerte, entrega a un enano, Frodo (la falta de presupuesto es aquí harto clara, pues ante la imposibilidad de recrear un Hobbit, se utiliza un enano, dejando a esta raza tolkeniana fuera del argumento, por aquello de la imposibilidad de diferenciar a unos y a otros) el Anillo Único para que lo lance a la sima donde fue forjado. Junto a él se unirán un par de femmes más, una versión 2.0 del Gandalf pirulacho (presupuestamente una reencarnación, por aquello del Gandalf Gris y el Gandalf Blanco, digo yo) y un guerrero (bien dotado, sobra decir).
Contra ellos, un demonio empurpurinado (menos la parte fálica, presupongo que por aquello de las infecciones), una estatua viviente (susituyan aquí la purpurina del demonio por harina de trigo) y la hechicera mala-malosa, entrada en años, gracias a un maquillaje de tres al cuarto.

Momentos Erótico-Festivos

Desde la primera escena, donde contemplamos al demonio y a una femme fornifollando como posesos (esta escena no consigo situarla dentro del argumento) hasta la batalla final del guerrero y la hechiera (nada de luchas de espadas, ni magia, ni dados, aquí la lucha es a polvos) las situaciones son harto... ¿ridículas? ¿jocosas? ¿delirantes? Y es que que nuestra protagonista se ponga el Anillo y acabe en una realidad paralela donde los Caballeros Negros (mozos entogados, tatuados y agujereados vía piercings) la posean (sexualmente hablando, claro) para llevársela al mundo de las sombras, no tiene nombre. Aunque, la escena madre de todas las escenas, la muy muy, la más más, la que deja huella perenne en el imaginario del espectador es la lucha entre Violet Blue y Ella-Laraña.
Deja huella porque la enemiga acérrima no es más que un tipejo disfrazado (¿?) de araña mutante, con brazos desproporcionados, cabeza cartón piedra pintada de gris y, un falo no inferior a cuarenta centímetros también de cartón piedra. ¿En qué consiste la batalla? En ver a doña Blue practicando una felación a ese pene acartonado, consiguiendo (cómo no), una eyaculación de proporciones mastodónticas (como el falo, por cantidad y por falsedad, sobra decir).

La majestuosa cabeza de Ella-Laraña...
... y su longuo y acartonado pene

A más a más

A destacar los efectos especiales que parecen una evolución de los clásicos FX de las películas de los años ochenta hacia los esperpénticos recursos utilizados en series tales como las Embrujadas o Buffy, si me apuran. Rayos violáceos, metamorfosis varias, efectos de rejuvenecimiento/envejecimiento están a la orden del día en esta cinta, digna heredera de maese Tolkien.

El maquillaje de los maquilladores brilla por sí mismo
Conclusión

Si después de lo leído, todavía no les ha entrado la curiosidad (aunque sea malsana) dudeo que pueda llegar a convencerlos. Informarles que goza de un puesto honorífico en mi colección Erótico-Festiva desde que visioné algunas de las escenas comentadas más arriba. Y es que, se trató de una de las primeras cintas de estas características que caían en mis manos, y significó, aunque por aquél entonces aún lo desconocía, un camino iniciatico, sin destino certero y sin final alguno en el cual me hallo inmerso aún a día de hoy. No negaré que algunas de las escenas caen en ese más de lo mismo de las que un servidor tanto huye, pero, sólo por ver la escena sexual zoofílico-mitológica vale la pena. O no.