Rematamos aquí el análisis de la prostitución de la mano de don López Ibor, que, una vez más, nos desborda con su infinito conocimiento sobre la materia.

ASPECTOS DE NUESTRA ESTRUCTURA SOCIAL QUE FAVORECEN LA PROSTITUCIÓN

"Aún cuando, como hemos dicho antes, la prostitución ha existido siempre a lo largo de toda la historia de la humanidad, ha adquirido diversas formas de acuerdo con las distintas sociedades en las que se ha desarrollado. Consideremos ahora aquellas motivaciones de la prostitución que son específicas de nuestra estructura social.
La prostitución, tal como previamente hemos dicho, consiste en la donación de relaciones sexuales a cambio de ventajas no sexuales, tales como dinero, regalos, etc. Pero este empleo del sexo para obtener ventajas materiales no es específico de la prostitución, sino que caracteriza a gran parte de las instituciones y formas de comportamiento en las cuales el sexo representa un papel, como, por ejemplo, el matrimonio, al cual llegan muchas mujeres, no por sentirse atraídas eróticamente por su futuro marido, sino por la posición económica y social que este o aquel hombre les proporcionará. En la misma línea podemos colocar la práctica de emplear bellas muchachas en las tiendas, cafeterías, líneas aéreas y, muy especialmente en la publicidad. Aunque en estos tipos de actividades las mujeres no mantienen rela­ciones sexuales físicas, no cabe ninguna duda que utilizan sus atractivos eróticos como medio para obtener dinero, y que estos atractivos eróticos, a la vez, se usar para estimular sexualmente al futuro cliente de la tienda, de la cafetería o del producto anunciado. En estas condiciones, no es de ex­trañar que algunas mujeres prefieran utilizar su capacidad de atracción sexual por su cuenta y riesgo y de forma mucho más productiva.

Las ganancias económicas obtenidas a través de la prostitución son mucho mayores que las que pueden obtenerse por medio de la inmensa mayoría de las habituales ocupaciones femeninas. Al mismo tiempo, el deseo de frecuentar ambientes socialmente más elevados conduce a muchas mujeres a la prostitución. Las prostitutas que consiguen llegar a los altos niveles sociales tienen ocasión de relacionarse así con hombres más cultos, inteligentes y ricos que aquellos que hubieran sido sus conocidos, amigos y maridos si hubieran permanecido en su posición original, ocupadas en cualquiera de los trabajos que suelen estar disponibles para las mujeres.

Contrariamente a lo que puede suponerse, muchas prostitutas encuentran atractiva y romántica su profesión. No van tan desencaminadas, puesto que son muchas las que acaban casándose con hombres con los que, en un prin­cipio, han mantenido relaciones sexuales puramente profesionales, debido a que gran número de esos hombres sienten una especial atracción por las mujeres que hacen del amor su profesión. Además, muchas mujeres con hiper­sexualidad hallan en la prostitución la profesión ideal. Como Kinsey de­mostró en sus investigaciones, aunque la mayoría de las mujeres poseen menos apetito sexual que el hombre, existe un 2 ó 3 por ciento de ellas que se hallan más interesadas por la sexualidad que los hombres. Es muy posible por tanto, que gran número de prostitutas pertenezcan a este grupo de mujeres.
La progresiva conversión de nuestra sociedad en una sociedad consu­midora, la creación constante de nuevas necesidades en las masas mediante la publicidad y la importancia concedida al lujo y la ostentación, deben también contarse entre los factores que impulsan a una mujer a prostituirse.
Efectivamente, son muchas las prostitutas que sólo ejercen su oficio temporalmente o en forma parcial, simultaneándolo con un trabajo honesto y con su papel de ama de casa o de hija de familia, únicamente para poder mantener un rango social, un estilo de vida y unas comodidades -desde la nevera, el televisor y el piso propio en las de clase más humilde, hasta la vida fastuosa en las prostitutas de lujo- a las que no podrían acceder por los caminos normales"

Apostilla: Manténganse atentos a sus pantallas porque la próxima entrega de El libro de la vida sexual pinta más sinuosa y enriquecedora si cabe: las diversas posturas a la hora del fornifolle y/o coito. Avisados quedan.