Pensábamos que España era un país sin capacidad de reírse de su propia mismidad. Así mismo pensábamos que la santa institución que es la Guardia Civil seguía siendo un condominio rancio y anacrónico. Y por último, pensábamos que la fama era para siempre... Hasta que nos topamos con noticias como ésta, que nos hacen ver todo el espectro celtibérico de una sola tacada y sin tapujos:

Descubrimos así, de sopetón y sin esperarlo, entre las páginas (virtuales) de un diario (virtual también) cualquiera que la fama, salvo contadisisísimos casos, es harto efímera y que aquellos que un día fueron alguien en el panorama “cultural” patrio, ahora han de sobrevivir como mejor pueden, en una especie de picaresca posmoderna que les ha tocado vivir quieran o no quieran. Descubrimos también, a pelo y sin anestesia, que nuestra Benemérita es un órgano cachondo y jocoso dónde los halla, llegando a poner incluso en peligro una operación por denominarla Abanico, estando implicado, como se presupone que está, don Javier Font García, un exabaniquero locomaniático.

Visto lo visto, cualquiera, sin mucha dificultad, puede imaginarse la reunión preparatoria de la operación de marras, con los propios agentes proponiendo nombre para ésta. En pleno braimstorming (perdón, lluvia de ideas, que estamos hablando de la Guardia Civil), llegados a un punto muerto, tras horas de ideas fútiles, llega el sargento (o cabo, o lo que queirade) y sin mediar palabra, lanza un abanico abierto sobre la mesa. Los ojos de los asistentes se iluminan. Las cassetes se reparten. Imaginen la redada: como Cops, pero permutando a la policía norteamericana por "civilillos" y el “Bad boys,bad boys whatcha gonna do whatcha gonna do?When they come for you?” por ese “Disco Ibiza Locomía / Moda Ibiza Locomía” o por el “Rumba, samba, mambo”, que también... Sólo de imaginarlo, casi salta la lagrimilla y todo. Casi.

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