Tres óbitos, tres en esta última semana que, de una manera u otra, y en menor o mayor medida, han afectado al que esto escribe.


La primera en dejarnos fue Shirley Walker, la compositora de bandas sonoras con aspecto de mamá entrañable, a la edad de 61 años, de un aneurisma cerebral. Si bien sus trabajos no fueron muy destacados a nivel gafapastoso, habría que destacar sus colaboraciones con maese Carpenter (Memorias de un Hombre Invisible, Escape de L.A) o con maese Elfman (Razas de Noche). Aunque si hubo un trabajo que la elevó a la categoría de imprescindible para un servidor, fueron sus composiciones para las series animadas de Batman creadas por san Bruce Timm y san Paul Dini, conformando la cuadratura del círculo perfecta.


El siguiente en abandonar este mundanal ruido ha sido don Lauren Postigo, el mítico presentador de aquel espacio de nombre Cantares, que se retransmitía desde el carpetovetónico Corral de la Pacheca y que tanto bien hizo por la copla en este país. Diez años en antena duró el citado programa. Ahí es nada. Y es que todo quisque que aspiraba a ser alguien a nivel musical celtibérico, estaba casi obligado a pasearse por el programa de don Lauren. Estrellas como Lola Flores, Juanito Valderrama, Rocío Jurado o Isabel Pantoja hicieron sus pinitos en aquél típico plató, rodeado de botas, botijos, tacos de jamón y demás. Hasta el fin de sus días, siguió reivindicando y trabajando por una música tradicional hispánica, la copla, que, mal que nos pese a algunos, anda perdida en el cajón del olvido en pos de chabacanerías fotoclónicas.


El último en fenecer, como ya habrán podido notificar gracias al cuarto poder, ha sido el exdictador chileno Augusto Pinochet, aunque si bien, la afectación que ha causado en mi persona ha sido radicalmente opuesta a la muerte de los dos artistas arriba comentados. Aún así, y cayendo en ese tópico que se está extendiendo como la pólvora en los últimos días, un mal regusto de boca queda al contemplar como ha fallecido sin haber sido juzgado por ni uno sólo de sus crímenes. Una lástima. Pero, también, un respiro de tranquilidad, al saber que hay un dictador fascista menos en el planeta (y quedan...). Dejando de lado las reivindicaciones por todas sus víctimas (encabezadas por Salvador Allende y Víctor Jara), no habría que olvidar el papel que jugó Estados Unidos en el golpe de estado, gracias a don Richard Nixon y su allegado Henry Kissinger, que parece ser un tema que, oh sopresa, parece haber caído en el más absoluto de los olvidos (para variar). De todas formas, como afirmaban ayer los millares de personas que se reunieron por toda Chile para celebrar su muerte "Pinochet al cajón por fascista y por ladrón". Y amén.

Apostilla: Si lo desean, y como póstumo homenaje, pueden descargarse las bandas sonoras Batman: The Animated Series, Mystery Men y Willard de la deliciosa Shirley Walker. Ustedes mismos.