<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d8489705\x26blogName\x3dHigroblog\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLACK\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://higronauta.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des_ES\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://higronauta.blogspot.com/\x26vt\x3d-832655194158431021', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>
jueves, agosto 10, 2006
5:34 p. m.

En el cotolengo

rubricado por Higronauta
Ante todo disculpas sinceras por mi repentina ausencia. Asegúroles que se ha debido a causas totalmente ajenas al que esto escribe. Hace unas semanas estaba tranquilamente en la mansión higronáutica deleitándome con el visionado de esa joya que es Hasta el Viento tiene miedo cuando, sin previo aviso alguno, cuatro hombres vestidos de blanco asaltaron mi humilde morada y, antes que pudiera reaccionar si quiera, ya estaban introduciéndome en un furgón blanco con destino al cotolengo de San Cipriano donde he pasado estos calurosos días de agosto.

Estampa del cotolengo donde permanecí recluido


No les contaré lo vivido allí, porque no hay palabras ni valor suficiente para describirlo. Sólo informárles que ayer pude eludir mi vigilancia, y bajo el efecto de los clásicos narcóticos para apaciguar al personal, conseguí darme a la fuga de manera éxitosa (algo así como la huida de 12 Monos, pero por motivos obvios, venida a menos). Tras retornar al hogar (se está mejor en casa que en ningún sitio), y atrancar más que debidamente puertas y ventanas, por fin, tras longuas jorndas, vuelvo a estar aquí.
De momento no consigo conciliar el sueño todo lo que quisera (o quisiese): una cierta paranoia persecutoria sigue presente en mi mismidad, y sigo temiendo que aquellos "enfermeros" puedan volver a por mí. De momento dispongo de provisiones para varias semanas y, por ahora, la luz, el agua y el gas siguen funcionando. La resistencia no se me asemeja fútil, al menos por ahora. Lo que viene a significar un permanente retorno para con ustedes, si es que a estas alturas están todavía ahí detrás (o no).

4 Réplicas:

"... y unos hombres vestidos de blanco me dijeron veeeeennn.... " Me alegro de su escapada, no se preocupe, yo me encargaré de su seguridad a partir de ahora.

  At 11/8/06 15:37 Anonymous Anónimo afirmó:

Como en el misterio de la cripta embrujada de Eduardo Mendoza, escápese para resolver crímenes.

Ah por cierto y a todo esto, me tomé la libertad de enlazarle. Tengo esa caradura ya ve.

  At 12/8/06 11:26 Blogger vtwin0001 afirmó:

Perdon... que es cotolengo?

...y pore cierto, que bueno que esta de vuelta maese higro!

Hasta el viento tiene miedo, la ha podido terminar de visionar?

Saludos --y atranque esas puertas y ventanas!

  At 12/8/06 12:09 Blogger Higronauta afirmó:

Con usted velando por mi seguridad, quedo mucho más tranquilo. Gracias Pussy ;)

Dr. Benway más que para resolver crímenes, creo que para seguir rebuscando cultura en los límites sociales. Y por cierto, un servidor también se ha tomado la libertad de incluirle en la sección Mondo Bizarro, si usted lo consiente (no gozo de la misma cara dura que usted :P).

Maese vtwin0001, aunque mi amado Diccionario Real de la Lengua parece no aceptar el vocablo como válido, un cotolengo era, tiempo ha, o bien un asilo de ancianos, o bien (y sobretodo) una institución donde se internaban a enfermos mentales y/o niños decifientes. La sutil difierencia con los asilos y residencias psiquiátricas actuales es que allí se practicaba poco/nada la medicina y el humanitarismo: servía más como lugar donde desembarazarse de ese subtipo de personas que para su curación y cuidado.
Así mismo, alégrome de verle también (sobra decirlo) e informarle que, obviamente, pude acabar de ver Hasta el Viento tiene Miedo. Y digo obviamente, porque es toda una obra maestra que llega a poner los pelos como escarpias en según que situaciones, por no hablar ya de ese preciosista guión.
Cuídese, y no tema, que todas las salidas/entradas están más que cerradas (ahora lo que temo, es que con el incesante calor que cae por acá, no sufra de hipotermia al no poder acceder a unos mínimos de aire fresco).