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domingo, enero 09, 2005
1:40 p. m.

Una Mirinda

rubricado por Higronauta
"La única manera de conservar la salud es comer lo que no quieres, beber lo que no te gusta, y hacer lo que preferirías no hacer."
Mark Twain

Hoy voy a dedicarle el post a una de esas bebidas de la infancia, que tantos recuerdos nos trae a los que la bebimos/sufrimos cuando éramos púberes (o no tanto): la Mirinda. Para aquellos elementos que no la hayan "disfrutado" les informaré que antes de que en este país aterrizara la Fanta, la Schweppes o el Kas, los productores de bebidas "refrescantes" sacaron al mercado uno de los jugos más patrios y celtibéricos que se hallan creado en este país. Teóricamente, existía de dos sabores: naranja y limón, pero a razones prácticas, aquel mejunge tenía mas regusto a polvos químicos que al producto valenciano por excelencia. Aún así, vayan ustedes a saber por qué, se consumía en cantidades industriales (se presupone que en buena parte sería causa de la falta de competencia que existía en este sector por aquellos tiempos). Lo que todavía no se ha descubierto (o, si se ha descubierto, las famosas Autoridades Sanitarias han callado como bellacos) es si el consumo durante el crecimiento de Mirinda producía efectos secundarios posteriores. Yo mismo fuí uno de los infantes que cuando salía con mi progenie al bar o restaurante, pedía siempre el susodicho refresco, de ahí la duda que me corroe. Pero mejor dejar de lado las paranoias mirinderas y contemplar las obras de arte que los publicistas de aquél entonces crearon para promover las ventas:







Por cierto, ¿alguien sabe si se subastan botellas de Mirinda (llenas, por supuesto) en Ebay? (cosas más bizarras he visto en venta, a qué negarlo). Salud.

2 Réplicas:

  At 10/1/05 02:23 Blogger RUFUS afirmó:

Buenísimo el post de Luis Carandell (y los otros también). Ya te he marcado con una cruz en mis favoritos de los espabilados y encima con desparpajo. Yo también era usuario de Mirinda y creo que a este brebaje de formula radioactiva debo mi telepatía aguda cuando un perro me mira mostrándome los dientes. Sé que no le gusto, pero fijo. Todavía hoy en día pido una Mirinda bien fresca en los bares, cuando quiero hacerme el graciosillo. El tema del vaso de leche bien cargado ya no causa el mismo efecto hilarante.

Salut i republika bananera

  At 12/1/05 01:38 Blogger Higronauta afirmó:

Gracias por las muestras de apoyo Rufus ;)