Navidad III: Recopilaciones Pirulachas
"No quiero ser sombra ni reflejo del ayer"
Mola Mazo, Camilo Sesto
Afirma el dicho que “los viejos rockeros nunca mueren”. Pero es que la mala hierba tampoco. Sólo hace falta darse una vuelta por cualquier gran superfície que disponga de sección musical (o en su defecto postmoderno, cualquier tienda on-line) para darse cuenta de ello. Y si es en Navidad, ni les cuento. Mientras las calles y pueblos se cubren de nieve, las casas discográficas lo hacen de caspa en cantidades tales que bien se podría inaugurar una estación de esquí. Porque, por si no se habían dado cuenta, en estas fechas, hasta el artista más jurásico saca al mercado el tipiquísimo elepé de grandes éxitos (¿?), recopilando toda una carrera (¿?¿?) musical (¿?¿?¿?).
Aunque de todas formas, mis recopilaciones preferidas, de ahora y siempre, son las que realizan las discográficas, para un público simple, que se conforma con oir la basura musical que le ofrecen en todas las emisoras (salvo Radio 3, ese pequeño reducto de cultura escondido entre las hondas herzianas). Esas recopilaciones con títulos tan bizarros como “Ñ”, “La edad de oro del pop español”, “Play, los éxitos internacionales”, "Los nº 1 de los 40 Principales" (el acabóse en calidad y buen gusto), “El ritmo del garaje” o “Movie Chill” (la frikada máxima de la temporada, fusión (¿?) entre chill out y bandasonorísmo, con la intención de recuperar los dos géneros del cubo de los menos vendidos), que hacen las delicias de padres, hijos y novias al ser regalados en estas fechas, discos que pasan de caducidad más rápido que los yogures del Lidl (si no me creen rescaten algún Boom o Mad Mix que tengan por casa, seguramente en formato cassette, y me cuentan). Porque lo que está claro es que cualquier tiempo pasado no fue mejor, pero, a qué negar que sí produce altos beneficios. Porque para eso es lo único que la sociedad española utiliza la memoria, para consumir. O sea.