Es el 7º Arte (Cont.)
"Si no tienes bastante, haberlo pensao antes, lo que tienes delante, es el 7º arte"
Siniestro Total
Continuación del post de ayer:
Bajan la intensidad de la luz. Consulto mi reloj. Es la hora que según la cartelera debería empezar la película. Pero… ¿esto qué es? ¿un anuncio? Bastantes anuncios me tengo que tragar en casa como encima pagar seis euros para ver más. Bueno, se acaba el anuncio. Ahora los trailers. Pues parece que dan otro anuncio. Un publirreportaje de Pascual. Me pregunto si éstos hacen los anuncios tan horribles adrede o si les salen por casualidad. Porque tienen un aire de reportaje del NODO pero pasado por el tamiz del horterismo que espanta. Bueno, ahora sí. Vamos a ver los trailers. Pues parece que tampoco. Otro anuncio. Y otro. Y otro. Y otro. Consulto mi reloj. Pasan quince minutos de la hora de inicio. A estas alturas ya no tengo ganas ni de trailer. Sólo quiero ver la película. Y más tarde que pronto, acaba por empezar.
(…)
Tengo miedo. La gente se ríe y parece disfrutar, y todavía no logro descubrir de qué. A pesar de mi (mal) gusto por la horrendez y lo zafio, no consigo encontrarle nada, absolutamente nada positivo a esto que estoy viendo. Vuelvo a mirar mi reloj. A penas llevamos veinte minutos de proyección y ya me temo lo peor. Una extrema sensación de deja vú me embarga. Esto lo he visto yo cienes de veces. Me pregunto porque el resto de los espectadores no se da cuenta de ello. Empiezo a tener la misma sensación que tenía el doctor Miles Bennell en La Invasión de los Ladrones de Cuerpos: debo ser el único ser de la tierra al que no han sustituido aún por una vaina transgénica (marca Cortical Systematics). Empiezo a notar una cierta sensación de letargo. Me iría y dejaría de perder el tiempo aquí con la de cosas interesantes que hay para hacer en el exterior de estre templo del show bussines, pero, llámenme catalán, he pagado por ver esta película (aunque sea deplorable) y no me voy hasta que acabe. Ilusamente me intento autoconvencer de que quizás la película mejore en breve. Ni en breve ni en largo. Dos horas después de que halla empezado la proyección (dos horas y cuarto si contamos los “instantes publicitarios” salgo de la sala, con la película sin terminar aún (sí, esa moda de que “si es larga es mejor” o “si pagas más, más rato te jodes”), pero es que ya no podía más. He notado como mi cerebro empezaba a parecerse peligrosamente al de Homer J. Simpson y he preferido salir por piernas, no fuera a ser que los daños fueran irreversibles.
(…)
Conclusiones varias de esta tarde de domingo: el cine ya no es arte, es negocio; las salas ya no son salas, son zulos con pantalla o en su defecto comederos de animales; ver una película ya no es una diversión, sino un suplicio (y un robo); el público humano ha sido suplantado por clones surgidos de vainas extraterrestres, sin criterio alguno (y menos gusto).
Seguro que todo esto no les viene de nuevo, y a qué negar que a mi tampoco. El séptimo arte gracias a la cosificación y masificación por parte de distribuidoras que no hacen otra cosa que importar basura norteamericana ha pasado a ser simple, pura y llanamente un show bussines, donde lo único importante es el capital en detrimento de la calidad. Y yo, qué quieren que les diga, si tengo que elegir, antes que ver una porquería como “Dos rubias de pelo en pecho” me quedo con cualquier película de Esteso & Pajares, que a parte de no estar recortada por la censura puritana e hipócrita, es como más nuestra, más cañí. O lo que es lo mismo: más vale bizarrada española conocida que lerdo-películas extranjeras. O sea.
Y otra máxima que utilizo (y que suele darme muy buenos resultados) es la de "a mayor número de personal que me comenta que una película es mala, más me acaba gustando".