El Plátano Es Sensacional
"Más fíjate bien, usarás la mano cuando tomes la fruta del banano"
Balú
Según el Diccionario de la Lengua Española, el asunto del que trataré hoy se define como “… una baya alargada, de diez a quince centímetros de longitud, algo encorvada y de corteza lisa y amarilla”. Osea, hoy vamos a hablar del plátano (o banana). No, no se asusten. Ni vamos a inicar aquí una serie de posts sobre nutrición, ni sobre habitos alimenticios, y mucho menos (al menos por ahora) de sexo. Hoy hablaremos de (sub)cultura en toda su amplitud. Presupongo que a estas alturas del enunciado, más de uno se estará preguntando la relación entre estos dos conceptos. Bien sencillo: en Washington D.C. (capital de yankilandia) existe un museo dedicado única y exclusivamente a tan típico producto: The Washington Banana Museum. Sí, han leido bien. Y para aquellos que tengan problemas con el inglés, les realizaré una traducción (mas o menos) simultánea: el museo bananero de Washington.
Desde pequeño había pensado que un museo era un templo de cultura y saber. Cuando hoy me he topado con éste en cuestión, he recurrido al diccionario (otra vez) para ver si realmente mi concepción de estos espacios era errónea. Y tristemente así era. Porque en una de las acepciones podemos leer que un museo es un “lugar donde se exhiben objetos o curiosidades que pueden atraer el interés del público, con fines turísticos”. De lo que se extrae que si yo cobrara para que la gente admirara mi colección de cromos de Danone de Comando G, mi casa pasaría a ser considerada como museo. Que si dan subvenciones estatales yo encantado, oigan.
Pero vayamos a lo que vamos. Este museo, recoge toda una serie de elementos bizarros de por sí, que de una manera o de otra, algo tienen que ver con el amarillo comestible. Encontramos litografías de esclavas negras portando racimos de babanos en la cabeza, un sin fin de elementos publicitarios promoviendo su consumo (ojo al dato, hay unos cuantos en español, aunque todavía no he conseguido localizar aquél slogan freak que decía aquello de “el único fruto del amor, de la banana, de la banana”), así como merchandising sobre el producto en cuestión. Sin duda los elementos que más me han impactado han sido las fotografías de finales de siglo pasado, que al más puro estilo álbum de los muertos de Los Otros, recrean escenas típicas de las damas de la alta sociedad, plátano en mano. Lo que no se informa (craso error a solventar) es el uso que aquellas femmes le otorgaban (las mentes malpensantes seguramente podrán extraer sus propias conclusiones estudiando los rostros de felicidad sutil que reflejan estas mujeres ante la visión y el consumo de la fruta (dejaré de lado la teoría de Freud sobre la simbología fálica por falta de espacio, ustedes perdonen).
Aquí les posteo lo que considero las dos joyas de la corona del susodicho museo: dos imágenes paranormales de dos supestos fantasmas en el momento que ingieren su correspondiente banana. Desde aquí invitaría a algún director de serie Z que tomara las fotografías como base para una posible película de terror macabro, porque, a qué negar que la cosa promete.
Apostilla. Si visitan la página oficial del museo, no dejen de clickar en en enlace Lisa’s Banana Webpage. Surrealismo, inutilidad y bizarría, todo en uno.