¿Argumento?

Partimos de una premisa a dejar clara desde el principio: Demon Wind es un malnacido homenaje/copia chatarrera de Posesión Infernal. Dicho esto...


1929. Un esqueleto crucificado en llamas. Una osamenta postrada a sus pies. Una casa repleta de estampas santeras y beatas, velas blancas y pentáculos en ventanas y puertas. Una señora asustada. Un señor poseso/endemoniado (pústulas, vomitona blanquecina y colmillos protubéricos como elementos característicos de las posesiones de esta cinta) que ataca a la señora, que como método de defensa, coge una bola de cristal con nieve con preciosista casita en su interior y la lanza al suelo. Rosebud en versión trash. Porque cuando la esfera revienta, la casa explota y fallecen los dos. Sic transit gloria mundi.


Presente. Corey, ha visitado a su enajenado y alcóholico progenitor, y este, ante sus ojos, se ha rebanado las venas. Esto ha traumatizado al chico y le ha dejado sumido en un estado borderline en el cual lo único que desea es visitar la granja de sus abuelos para reencontrarse con su pasado. Como los más sagaces habrán adivinado, los abuelos eran los protagonistas de la primera escena.

Si fuera español, Corey habría ido a la cabaña solo, o a lo más, con su partenaire. Pero como estamos en yankilandia, aquí se ha organizado una troupe en la cual no falta ningún teenager estereotipado de las cintas de terror de estas características: pedorras, nerd, futbolista cachas, etc. La amistad como excusa para aumentar el número de muertos, vamos.


Al llegar a la cabaña, lo primero que impacta es que el crucificado de la primera escena, todavía está allí colgadito, setenta años después. Ahí es nada. Lo segundo a comentar es que, obviamente, la casa está semiderruida, y lo único que queda en pie es la pared frontal. Y claro, como es una cinta de terror con demonios, tiene truco: si uno pasa por la puerta, entra de pleno en la cabaña tal como la dejaron los yayetes, pero si la rodea, es una ruina en estado puro. ¿Y qué hacen nuestros protas? Adivinaron: entrar.


A partir de aquí, versiones cutresalchicheras de la cinta de Sam Raimi: lectura de texto latín escrito en la pared con el consecuente despertar del Más Allá, aparición de demonios a diestro y siniestro que, gracias a los hechizos de la botica de la abuela, no pueden traspasar el umbral, y, cómo no, muertes, muertes y más muertes.


A destacar

Por partes, Demon Wind es horrebunda, pero en conjunto es un canto coral al trash más cacharrero, que hará las delicias de muchos. Momentos memorables a destacar:

1. La primera muerte: una de las féminas es agarrada por tres niñas aparecidas (en clarisísimo homenaje al hotel Overlock) y convertida en muñeca. Y no se vayan a pensar que esto afecta mucho al grupito, qué va. La única respuesta por parte de Corey es "Sólo quieren asustarnos... es un presentimiento". Chapeau.

2. Ya que estamos en las citas, la cinta tiene frases soberbias. "No se lo que pasó, pero está claro que la muerte estuvo presente" que afirma uno al ver el esqueleto crucificado; "Prométeme una cosa, si muero no me entierres aquí" suplica la femme que, minuto después, será transformada en muñeca"; y así...


3. La demonia (femenino de demonio, por si las dudas) con los pechos al aire que llama a dos de nuestros protagonistas desde fuera de la casa para que salgan a jugar, y que, como se prevee, acabará con sus vidas una vez deje de ser "bella y tetona" y pase a ser una pústula con piernas.


4. La niebla. Como la de John Carpenter pero más molona. Porque cuando el grupo pretende huir de la cabaña maldita una niebla corredora les envuelve y les envía de vuelta a la casa, eso sí en un viaje con tres escalas, niebla va, niebla viene. Si hubieran llevado un ventilador o un abanico, de la que podrían haberse librado, oigan.

5. Las muertes. Y no sólo las de nuestros amiguitos, si no también las demoniacas. Porque, por ejemplo, en un ataque de originalidad, uno de los chicos sabe karate, y lo utiliza para decapitar a una vieja posesa de una patada. Y esa sólo es una de muchas.

El principio del fin (Spoiler incluído)

Cuando ya sólo quedan vivos Corey y "su chica" aparece el más malo de los malos, Megapústula. Si esta película la hubiera protagonizado nuestro admirado Ash, o bien habría habido disparos y mucha mala leche, o bien nuestro protagonista hubiera acabado en una dimensión alternativa. Pero como nuestro héroe es un mindungui, lo más que hace es convertirse en un cruce entre un visitante de Alien Nation, Nosferatu y Carroña (ver imagen), todo esto gracias a otro hechizo de la abuela, para poder luchar contra el monstruo. A parte de afearse hasta límites insospechados y poder volar por la habitación, tampoco se crean que adquiere ningún poder más. Total, que la mejor forma de derrotar al monstruo será leyendo, sí acertaron, ¡Otro hechizo de la abuela!, que convertirá al malo maloso en llamas, y hará que la casa, una vez más explote.



Una preciosa salida de sol, con nuestros supervivientes ya vueltos a la normalidad, da fin a la película. O no, por que, en un alarde de optimismo atroz, los guionistas nos regalan la última estampa con otro demonio más, como si en algún momento fuera a rodarse secuela alguna (eso es Fe).



Opinión

Muucha sangre amermalada (de colores que van desde el amarillo demoniaco al rojo humano), unos efectos especiales 100% zetosos, un guión irrisible, muchas muertes (cuando pensamos que ya sólo quedan la mitad, aparecen más amiguitos de refuerzo para ser acarnizados), y mucho cariño. Si Posesión Infernal no hubiera existido, quizás esta hubiera podido ser una mejor cinta de lo que es. Pero le pesa tanto el plagio/homenaje que pierde enteros. Aún así, vale la pena. O no.