La hora del aperitivo
rubricado por Higronauta
"Churrería, churrería, que era de una tía mía, con más guasa y mala leche que Caín"
Versión libre de Bulería de David Bisbal a cargo de los Morancos
Al más puro estilo Viruete, hoy vengo a comentarles lo último en alimentación golosinera que ha caído en mis manos, gracias a Doneval: los Bisbalitos, obra maestra trash y kitsch de la mítica casa Jumpers.
En sí el producto en cuestión no es más que una revisión de aquellos snacks que tan populares se hicieron a mediados de los ochenta, los cuales ofrecían una mezcla entre patata frita y Cheetos, con la sútil diferencia de que su forma era espiral en lugar de las clásicas formas de los productos más tradicionales. Hacía años que les había perdido la pista (aunque más bien diría que, o se dejaron de producir, o se redujo tanto su fabricación que nunca más volví a probarlos), hasta que ayer descubrí estos Bisbalitos. Oh, genio y figura el creativo publicitario y/o jefe de márketing de la citada empresa, que ha sabido asociar a la perfección el viejo producto comestible con el estandarte de los triunfitos en cuestión. Porque (no hace falta tener muchas luces para darse cuenta) el producto en cuestión hace referencia a los rizos del amiguito Bisbal. Con lo cual se promociona ante los púberes celtibéricos un elemento tan cañí como las espirales de patata por medio de "nuestro artista más internacional". Pero profundicemos un poco más en la cuestión...
Porque, si lo piensan fríamente, en la alusión propia al producto, lo que se nos ofrece para deglutir y degustar, no es otra cosa que los rizos del elemento en cuestión. Y, qué quieren que les diga, a un servidor, cosa más asquerosa, le cuesta imaginársela. Y no sólo por el repelús intrínseco que me produce el "cantante" en cuestión. Es que eso de asimilar partes corporales a elementos comestibles nunca ha sido cosa de mi agrado, para qué nos vamos a engañar.
Puestos a ir más allá les propondría a los señores de Jumpers que lanzaran al mercado su gama non-higienic, con productos tales como Bisbalitos al queso (simulando crostones de caspa) o los Bisbalitos al aceite de oliva (bien para las sobredosis de gomina, bien para esos días varios sin higiene del cuero cabelludo, con esa fina capa reluciente que se forma). Y puestos a proponer sandeces, ¿qué les parecería los Aznaritos, simulando bigotitos de patata? (lo mismo conseguirían que los "ambientes selectos" de este país consumieran sus productos de calidad algo más que dudeable).
En fin, una muestra más, de que España, es y será siempre celtibérica. O sea.
Versión libre de Bulería de David Bisbal a cargo de los Morancos
Al más puro estilo Viruete, hoy vengo a comentarles lo último en alimentación golosinera que ha caído en mis manos, gracias a Doneval: los Bisbalitos, obra maestra trash y kitsch de la mítica casa Jumpers.
En sí el producto en cuestión no es más que una revisión de aquellos snacks que tan populares se hicieron a mediados de los ochenta, los cuales ofrecían una mezcla entre patata frita y Cheetos, con la sútil diferencia de que su forma era espiral en lugar de las clásicas formas de los productos más tradicionales. Hacía años que les había perdido la pista (aunque más bien diría que, o se dejaron de producir, o se redujo tanto su fabricación que nunca más volví a probarlos), hasta que ayer descubrí estos Bisbalitos. Oh, genio y figura el creativo publicitario y/o jefe de márketing de la citada empresa, que ha sabido asociar a la perfección el viejo producto comestible con el estandarte de los triunfitos en cuestión. Porque (no hace falta tener muchas luces para darse cuenta) el producto en cuestión hace referencia a los rizos del amiguito Bisbal. Con lo cual se promociona ante los púberes celtibéricos un elemento tan cañí como las espirales de patata por medio de "nuestro artista más internacional". Pero profundicemos un poco más en la cuestión...
Porque, si lo piensan fríamente, en la alusión propia al producto, lo que se nos ofrece para deglutir y degustar, no es otra cosa que los rizos del elemento en cuestión. Y, qué quieren que les diga, a un servidor, cosa más asquerosa, le cuesta imaginársela. Y no sólo por el repelús intrínseco que me produce el "cantante" en cuestión. Es que eso de asimilar partes corporales a elementos comestibles nunca ha sido cosa de mi agrado, para qué nos vamos a engañar.
Puestos a ir más allá les propondría a los señores de Jumpers que lanzaran al mercado su gama non-higienic, con productos tales como Bisbalitos al queso (simulando crostones de caspa) o los Bisbalitos al aceite de oliva (bien para las sobredosis de gomina, bien para esos días varios sin higiene del cuero cabelludo, con esa fina capa reluciente que se forma). Y puestos a proponer sandeces, ¿qué les parecería los Aznaritos, simulando bigotitos de patata? (lo mismo conseguirían que los "ambientes selectos" de este país consumieran sus productos de calidad algo más que dudeable).
En fin, una muestra más, de que España, es y será siempre celtibérica. O sea.
2 Réplicas:
La sutil diferencia entre este tipo de porquerías y el resto de alimentación que ingerimos día a día es que los primeros no engañan a nadie: son porquería en estado puro destinado para infantes, adolescentes y adultos con problemas de madurez varios (entre los que me incluyo), mientras que el resto de productos aparentan ser sanos, dietéticos y sin un solo poso de productos nocivos para la salud (toda una falacia perpetuada generación tras generación, gracias, sobretodo, a los controles de calidad y ministerios de salud varios).
Qué quieren que les diga, hay días en que "más vale malo conocido...". Es más, creo que el número de indigestiones a lo largo de mi vida se decanta más hacia la ingesta de productos supestamente enriquecedores para el organismo que por la de productos con valores nutritivos iguales o inferiores a 0 como éste. O sea.
Qué quieren que les diga, hay días en que "más vale malo conocido...". Es más, creo que el número de indigestiones a lo largo de mi vida se decanta más hacia la ingesta de productos supestamente enriquecedores para el organismo que por la de productos con valores nutritivos iguales o inferiores a 0 como éste. O sea.
Me encantan esas porquerias embasadas, pero cada vez que como algo de esto en casa, mi madre aparece y me dice que deje de comer porquerias que se me va a ensuciar el estómago. Y digo yo ¿no es también porqueria toda la comida que compramos en el super y en el mercado?