A mar revuelto ganancia de cocineros (estrellados)
Tonadilla popular entre fogones
Hay mortales que, una vez reconocidos como deidades terrenales por la colectividad, pueden permitirse cualquier concebir cualquier tipo de Plan, que ahí tendrán a sus acólitos dispuestos a la genuflexión perenne (quizás habría que pensar en destinar un presupuesto especial por parte del Gobierno en rodilleras para estos fieles).
Es el caso, por ejemplo, de los expertos en cocina internacional (más aún si han sido obsequiados con alguna de las estrellas de esa excelsa y clasista guía culinaria mundial), y, en el caso que nos atañe hoy, de doña Carme Ruscalleda, que, a qué negarlo, ha sabido realizar un coup de théâtre magistral:
Ante la sicosis pandémica de medusas por parte de infraseres playeros (promovida, cómo no, por los Medios), ha optado por sacar beneficio de la situación y ofrecer a sus clientes una delicatessen: ensalada de medusa.
Se oyen los aplausos, los vítores y los agasajos. La prensa se hace eco. Ruscalleda mola. Ruscalleda es lo más. La mujer que va a acabar con la plaga del litoral catalán. Habría que darle más estrellas de la Guía de marras. ¿Y por qué no una constelación? Pregunta alguno desde el fondo de la sala. ¿Y eso estará bueno? Pregunta otro. Si ha surgido de la testuz de doña Carme, seguro. La duda ofende. ¿Y cuanto costará el plato? Lo que ella quiera. Porque mola. Porque puede. Porque sí.
Y mientras tanto, en Asia reciben la noticia con jocosidad, pensando aquello de “Están locos estos occidentales”. La ensalada de medusas hace siglos (si no milenios) que forma parte de la cocina típica de nuestras tierras y ellos parece que acaban de descubrir la sopa boba.
Llegados a ese punto, los catalanes decidieron comer medusa a cualquier precio. Y eso que hace años ya que podrían haberla probado a precio asequible en uno de los restaurantes chinos que hay bajo las torres Cafre de la Ciudad Condal (por citar alguno). Pero sin un líder carismático y virtuoso, está visto que en este país, no somos nadie. Ni nada. O sea.
Apostilla: Por si son ustedes pertenecedores a la vertiente cocinitas, aquí tienen la receta para que la realicen en sus moradas.
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