Realmente estoy apenado. Motivos ajenos a mi voluntad (ya saben: los clásicos) me han impedido acercarme a mi hipermercado (¿o es supermercado?) Lidl más cercano y agenciarme con el aparato que sin duda habría dado un giro radical a mi mundana vida: el secador de pelo ioninzante de cofia. Cuán bella me hubiera quedado la cabellera si hubiera sido secada por este aparatejo que "seca(ba) rapidamente, respetando el cabello y evitando el encrespamiento". Toda una lástima, a qué negarlo, más teniendo en cuenta lo feliz y radiante que aparece la fémina de la imagen promocional durante el acto en sí.

Ahora sólo me queda esperar que la mascota oficial del supermercado alemán, ese señor lampiño¹ ataviado de traje azul, se apiade de nosotros, humildes compradores y vuelva a ofertar tan audaz invención. Porque nosotros lo valemos.

¹ Dudeo higronáutico para futuribles cavilaciones: ¿Por qué los calvos tienden a convertirse en imagen corporativa (aka mascotas) de ciertas empresas (Mister Proper/Don Limpio, Lotería Nacional, Lidl, etc...)?