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martes, abril 21, 2009
12:31 p. m.

Boletos Contra la Crisis: BCC - I

rubricado por Higronauta
Proemio

Afirman las lenguas (las buenas, las malas y las reguleras) que andamos en periodo de vacas flacas. Las consabidas repercusiones de ésta, nuestra crisis, de buen seguro ya las conocerán, gracias a la reiteración y al machaque perpetuo al que nos vemos expuestos ora si ora también.

Ha llegado el momento pues, de encarar ésta depresión económica (concepto que, si son sagaces, bien habrán notado que no se utiliza por su componente intrínsecamente insidioso) con un recurso que se remonta hasta tiempos inmemorables y que, por cuestiones de una presupuesta dignidad sociomoral, siempre ha sido el pan de los menos favorecidos (al menos en este país): el vale de descuento.

Y es que estos tickets, a parte de ofertar, las más de las veces, una serie de productos de una utilidad cercana a cero, promueven, al mismo tiempo, una cultura socioeconómica seudosubdesarrollada que nos servirá, en este espacio, para acercarnos un poco más al Zetgeist celtibérico actual, siempre desde la sociología en zapatillas de la que el Higroblog hace gala.

Y por si todo esto fuera poco, tengan en cuenta que estos tickets que irán apareciendo por acá, son 100% utilizables. Es decir, ustedes podrán imprimírselos y llevarlos al comercio pertinente para obtener su beneficio personal-económico, adquiriendo los productos a un precio más económico que el resto del pueblo llano. Quizás ésta sea la aportación higronáutica a la lucha constante contra la recesión. Juzguen por ustedes mismos, si eso...

BCC - I




El contenido

Iniciamos nuestra andadura boletera con un decoroso curso de artes marciales indicado para la base social de nuestra infraestructura patria: la familia. Atrás quedaron ya los tiempos en que era el macho alfa el defensor por excelencia del clan, debido, en buena parte, al hecho de que la inseguridad ciudadana planea sobre nuestras cabezas a todas horas, ya sea de forma extrínseca o intrínseca. Porque a día de hoy, no sólo debemos defendernos del prójimo clásicamente execrable si no que en cualquier rincón de nuestra cotideanidad podemos toparnos con una situación que dependa, sí o sí, de nuestra capacidad de autodefensa: violencia de género/doméstica/machista, bulling en el ámbito educativo, moving en el laboral, etc. Nunca estamos lo sufientemente preparados para lo que nos podemos encontrar con los tiempos que corren, vaya.

A tener en cuenta también el aumento exponencial de la autoestima que proporciona saberse conocedor de técnicas marciales, que, no sólo favorece nuestro comportamiento social en tanto que personas de ego sólido si no que ayuda a regular la flora intestinal y, que en determinados casos, retrasa la creación de arrugas (estar en forma es lo que tienen, qué les voy a contar).

El continente

Bella imagen familiar la que se nos representa aquí. Un señor padre, con un bigote modelo John C. Holmes (¿moderno pero español como afirmaba el Maestro?) escoltado por sus tres retoños (ergo familia numerosa, una de las aspiraciones máximas del Gran Hermano y que, en tiempos de crisis como estos, facilita la labor al obtener ayudas estatales varias), ambos cuatro en posición estáticamente desafiante (o casi) y ataviados con fulgurantes kimonos.

Detengámonos en los cinturones, pues no deja de resultar cuanto menos curioso, que los dos elementos de mayor edad, tengan niveles inferiores que los menores. Esto es: mientras que el señor papá y la hermana mayor siguen aún portando cintos verdes (tercer nivel aka 6º kyu), la hija menor ya ha alcanzado el cuarto nivel con su insigne cinturón azul, y el hijo anda a caballo entre los dos mundos. Si bien los mal pensados podrían llegar a la érronea conclusión de que se trata de un fallo conceptual, nada más lejos de la verdad. Como comentábamos anteriormente, los tiempos están cambiando (obviamente para peor) y a los infantes se les condiciona desde la más tierna infancia para estar preparados para cualquier adversidad (nada que ver con las actuales corrientes paternales de sobre exponer a los vástagos a cientos de actividades extraexcolares por beneficio propio o ajeno, qué conste). Esto es: al iniciarse antes se consiguen resultados a edades más tempranas. O lo que es lo mismo, las juventudes que suben están harto más preparadas para defenderse y, lo que es peor, con un ego mucho más desarrollado y afianzado, gracias siempre, a las artes marciales.

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3 Réplicas:

A mi me parece una bella imagen costumbrista contemporanea, con un modelo familiar que se aleja de la tradicional representación nuclear y una actitud de tumbar la crisis con piruetas y llaves, porqué no? :)

  At 22/4/09 13:34 Anonymous Casimiro afirmó:

Yo apostaría que la "hija mayor" es en realidad la madre sometida a los hábiles trazos del embustero bisturí.

  At 22/4/09 16:36 Blogger Higronauta afirmó:

Toda la razón, querida Pussy, aunque, si le soy franco, de un tiempo a esta parte venía pensando que el fenómeno los deportes marcial, en estos tiempos que corren, había pasado a formar parte de la fenomenología anacrónica.


Maese Casimiro, pues bien podría ser, sí. O algo peor, que también...