El puteo
rubricado por Higronauta
"La televisión destruye sistemáticamente la diferencia entre lo normal y lo anormal, porque en sus parámetros lo normal carece en sí de interés suficiente y siempre habrá entonces que enfrentarlo a una alternativa. Su criterio no es la difusión de los valores y los principios sino el provocar el mayor impacto."
Robert Spaemann, Filósofo alemán
Piensen esto por un momento: el ser humano, en su constante evolución científico-tecnológica (que no ética) ha llegado a desafiar a la naturaleza, haciendo que elementos de la especie que en una etapa evolutiva anterior o ante unos factores sociales diferentes a los actuales no hubiese sobrevidido en el proceso de selección que la naturaleza realiza en su lento avance hacia la supervivencia de la especie. Disminuciones psíquica y físicas que actualmente son salvables en mayor o menor medida y permiten al individuo la supervivencia y socialización (igualmente en mayor o menor medida, aunque esto ya es otro asunto) hace años hubiesen fallecido irremediablemente.
Aunque en este avance evolutivo de la especie, hay rasgos que todavía no conseguimos dominar de una manera certera, y, quizás no lleguemos a dominarlos nunca: la ira, la crueldad, la marginación... son rasgos que observamos y compartimos con otras especies animales, menos racionales, y por ello más inteligentes. Rasgos que en nuestra sociedad se llevan produciendo desde el inicio de los tiempos, y que, curiosamente, ahora ocupan las portadas y titulares de todos los brazos del Cuarto Poder. Y no me refiero a la violencia de género (antes llamada doméstica) sinó al Mobbing y al Bullying. O lo que es lo mismo, al puteo.
Celtibéricos y aborregados como somos, hasta que no vienen los angloparlantes a denominar las cosas por su nombre parece que en este país, tan cañi y tan ducho a la venganza (con o sin sangre de por medio) nunca a nadie le hallan puteado en su respectivo puesto de trabajo. Va a resultar que es nuevo que el jefe (aka patrono) te arrincone, te margine y te acose en favor de otros compañeros, normalmente más simpáticos (aka pelotas, aka lametraseros). Que a un servidor de ustedes una vez le obligaran a llenar sacos de grava, cuando mi trabajo nada tenía que ver con ello, fue simplemente un puro entretenimiento y un derecho de la empresa en detrimento del trabajador. Hay que joderse, ahora todo el mundo preocupado, y analizando concienzudamente, según las reglas básicas del mobbing (aparecidas a diestro y siniestro en los medios) si somos o no víctimas de ello. Al paso que vamos nos putearan de la manera más vil y denigrante y no seremos conscientes de ello hasta que no hagamos uso de las citadas reglas. Para mear y no echar gota, oigan...
Aunque quizás casi más irónico me parece lo del bullying (dudeo: ¿esto se traduciría por toreo?), o lo que es lo mismo, putear a los compañeros de estudios. También es un concepto nuevo, producido por esta sociedad postmoderna de principios de siglo. Claro. Nadie, nunca, jamás ha sufrido/producido marginación, violencia estudiantil, amenazas... Tiene que ocurrir el hecho fatídico del suicidio de Jokin en Guipúzcoa para que toda la sociedad despierte del sueño de los justos y se lance a la calle para reclarmar a)justicia y b)una educación que se preocupe más de los infantes/púberes. Quién más o quién menos ha sido víctima, como mínimo de algún acto vejatorio o denigrante en su colegio/instituto y no por eso hemos acabado emulando a los adolescentes de Suicide Club. Por favor, analicemos mejor las causas del suceso y no nos quedemos con lo que nos interesa, únicamente porque llena páginas y páginas de publicaciones varias (que para nada tienen que ver con la educación, y mucho menos con la pedagogía) y horas y horas de emisión catódica.
Y es que el españolito tiene un arte especial para el puteo, la mofa y el escarnio. No sé si tendrá algo que ver el clima, el vagón de cola de Europa... pero si algo sabemos en este país, es putear y cachondearnos a lo grande de lo ajeno/desconocido/débil/diferente. No dejemos pues que vengan a invadirnos ese terreno, que tanto amamos y dominamos, y lo conviertan en un espectáculo mediático, con unas reglas preestablecidas y unas leyes de por medio (que ya empiezan a haberlas). Porque si nos quitan eso a los ibéricos, ¿qué nos va a quedar por ofrecerle al mundo, a parte de las playas de Marbella y los apartamentos de Torremolinos y Lloret de Mar, la paella y los toros? Ejerzamos nuestro derecho al puteo, ahora que todavía podemos. Y si nos toca ser puteados, pues a aguantar con entereza, que para eso somos celtibéricos. ¿O no?
Robert Spaemann, Filósofo alemán
Piensen esto por un momento: el ser humano, en su constante evolución científico-tecnológica (que no ética) ha llegado a desafiar a la naturaleza, haciendo que elementos de la especie que en una etapa evolutiva anterior o ante unos factores sociales diferentes a los actuales no hubiese sobrevidido en el proceso de selección que la naturaleza realiza en su lento avance hacia la supervivencia de la especie. Disminuciones psíquica y físicas que actualmente son salvables en mayor o menor medida y permiten al individuo la supervivencia y socialización (igualmente en mayor o menor medida, aunque esto ya es otro asunto) hace años hubiesen fallecido irremediablemente.
Aunque en este avance evolutivo de la especie, hay rasgos que todavía no conseguimos dominar de una manera certera, y, quizás no lleguemos a dominarlos nunca: la ira, la crueldad, la marginación... son rasgos que observamos y compartimos con otras especies animales, menos racionales, y por ello más inteligentes. Rasgos que en nuestra sociedad se llevan produciendo desde el inicio de los tiempos, y que, curiosamente, ahora ocupan las portadas y titulares de todos los brazos del Cuarto Poder. Y no me refiero a la violencia de género (antes llamada doméstica) sinó al Mobbing y al Bullying. O lo que es lo mismo, al puteo.
Celtibéricos y aborregados como somos, hasta que no vienen los angloparlantes a denominar las cosas por su nombre parece que en este país, tan cañi y tan ducho a la venganza (con o sin sangre de por medio) nunca a nadie le hallan puteado en su respectivo puesto de trabajo. Va a resultar que es nuevo que el jefe (aka patrono) te arrincone, te margine y te acose en favor de otros compañeros, normalmente más simpáticos (aka pelotas, aka lametraseros). Que a un servidor de ustedes una vez le obligaran a llenar sacos de grava, cuando mi trabajo nada tenía que ver con ello, fue simplemente un puro entretenimiento y un derecho de la empresa en detrimento del trabajador. Hay que joderse, ahora todo el mundo preocupado, y analizando concienzudamente, según las reglas básicas del mobbing (aparecidas a diestro y siniestro en los medios) si somos o no víctimas de ello. Al paso que vamos nos putearan de la manera más vil y denigrante y no seremos conscientes de ello hasta que no hagamos uso de las citadas reglas. Para mear y no echar gota, oigan...
Aunque quizás casi más irónico me parece lo del bullying (dudeo: ¿esto se traduciría por toreo?), o lo que es lo mismo, putear a los compañeros de estudios. También es un concepto nuevo, producido por esta sociedad postmoderna de principios de siglo. Claro. Nadie, nunca, jamás ha sufrido/producido marginación, violencia estudiantil, amenazas... Tiene que ocurrir el hecho fatídico del suicidio de Jokin en Guipúzcoa para que toda la sociedad despierte del sueño de los justos y se lance a la calle para reclarmar a)justicia y b)una educación que se preocupe más de los infantes/púberes. Quién más o quién menos ha sido víctima, como mínimo de algún acto vejatorio o denigrante en su colegio/instituto y no por eso hemos acabado emulando a los adolescentes de Suicide Club. Por favor, analicemos mejor las causas del suceso y no nos quedemos con lo que nos interesa, únicamente porque llena páginas y páginas de publicaciones varias (que para nada tienen que ver con la educación, y mucho menos con la pedagogía) y horas y horas de emisión catódica.
Y es que el españolito tiene un arte especial para el puteo, la mofa y el escarnio. No sé si tendrá algo que ver el clima, el vagón de cola de Europa... pero si algo sabemos en este país, es putear y cachondearnos a lo grande de lo ajeno/desconocido/débil/diferente. No dejemos pues que vengan a invadirnos ese terreno, que tanto amamos y dominamos, y lo conviertan en un espectáculo mediático, con unas reglas preestablecidas y unas leyes de por medio (que ya empiezan a haberlas). Porque si nos quitan eso a los ibéricos, ¿qué nos va a quedar por ofrecerle al mundo, a parte de las playas de Marbella y los apartamentos de Torremolinos y Lloret de Mar, la paella y los toros? Ejerzamos nuestro derecho al puteo, ahora que todavía podemos. Y si nos toca ser puteados, pues a aguantar con entereza, que para eso somos celtibéricos. ¿O no?
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