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lunes, febrero 28, 2005
11:41 p. m.

Buen gusto funcional

rubricado por Higronauta
"Es que los feos somos muchos más"
Siniestro Total

El concepto estético en occidente está totalmente reñido con la funcionalidad: mobiliario urbano, señalización, lugar de trabajo/estudio, transportes públicos, comercios... todo suele estar impregnado de un halo de mal gusto harto soez que impide que el ciudadano de a pie pueda gozar de unos mínimos de buengustismo en su vida cotidiana. Piensen sinó en los folletos de propaganda que suelen abarrotar los buzones de sus moradas, la decoración de esos comercios (tanto a gran como a pequeña escala), o las señales de represión-prohibición-normativas que se exhiben en lugares varios (que curiosamente cada día son más y más), ya sean públicos o no. Sobriedad. Demasiada sobriedad y antiéstetica. Nos hemos acostumbrado a ver al ser humano representado por palotes (haciendo las veces de tronco y extremidades varias) y una esfera por cabeza; piensen en semáforos, señales de peligro varias en todo tipo de elemento relacionado con el transporte y la movilidad... Qué quieren que les diga, no es que me sienta muy representado por la iconología simplista que abunda en nuestras urbes, y mucho menos que pueda considerarlo como elemento embellecedor alguno. Es más, con el uso y abuso de estos elementos, uno llega a considerarlos tan anodinos que a duras penas consiguen pasarle mínimamente apercibidos en su mundanal ruido.
Perrito guapo no defeca aquí
Como contrapunto a todo esto están los países asiáticos, y, especialmente, el imperio del sol naciente (aka Japón). Para ellos, el diseño tiene una importancia elevada en la mayoría de objetos de los que se sirven en su día a día. Contemplen sino una muestra de señales japonesas que abundan en sus metrópolis y comparen. ¿Qué poseen una carga más kistch? Quizás. ¿Qué algunos son horrorosamente/hermosamente bizarros? Pués también. Pero es innegable que, para bien o para mal, tienen en cuenta la estética, hasta a la hora de colocar señales para que sus canes no defequen en ciertas zonas. Un servidor, confeso amante de la cultura japonesa, preferiría toparse con una señal de prohibido el paso como la de la imagen que acompaña este artículo, antes que el típico redondel con su barrita en diagonal. No es una más prohibitiva que la otra, pero, a qué negar, que al menos, la asiática alegra la vista.
La ironía está servida: por si alguno no se había dado cuenta, en plenta postmodernidad como nos hallamos, la imagen es uno de los valores fundamentales para triunfar en la vida mundana: cuerpos apolíneos, ropajes fashion, decoraciones para el hogar totalmente estéticas y nada funcionales... Pero parece que el españolito (tomando por españolito a la "clase obrera"¹ en su conjunto) está condenado desde su nacimiento al fracaso, inmerso en una espiral de mal gusto y falta de estética que le pertuará, durante toda su vida, a la clase social a la que pertenece (una especie de nueva servidumbre feudal del siglo XXI quizás).
Prohibido el paso, pero con gusto
Muchos pensarán que todo esto ni les va ni les viene, y que bastante tienen con su trajín diario y con preocuparse de ganarse el sueldo como para andar con tonterías como éstas. Yo soy de los que pienso que una cosa no quita la otra, y que si se empezara a tener en cuenta el binomio funcionalidad-estética, otro gallo nos cantara. Es más, a favor del Gran Hermano, afirmaría que unos mínimos conceptos gráficos y de buen gusto podrían aumentar de manera considerable el motor de este mundo: el consumismo.

¹ Notése el concepto peyorativo que ha adquirido el término "clase obrera" incluso para elementos constituyentes de la misma clase. La permuta que se ha relizado por el eufemismo "clase media" es digna de admiración y de ser tratada en un post nada lejano (quizás).

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