"Me sentí como si mirara al futuro, y el futuro era un asco"
Keith, personaje de Agujero Negro (Charles Burns)



Dentro de la concepción de la Nueva Carne, lástimosamente el mundo del cómic tiene pocos referentes. Uno de ellos, por no decir el único, es Charles Burns. Burns, uno de los mejores exponentes del comic de terror made in USA, recrea microuniversos a caballo entre el folletín y el relato de ciencia ficción/terror, sazonándolo todo con unas imágenes plásticas que podrían tener su alter ego fílmico en David Cronenberg. Enfermedades deformantes, niños mutantes, dioses extraterrestres... todo ello plasmado bajo un trazo artístico impecable y enfermizamente embriagador, que de una manera u otra, consigue una respuesta segura en su público.



He tenido la ocasión de leer Burn Again y su premiada Club de Sangre. Y por mucho premio que se tercie de por medio, encontré la primera increíblemente mejor que la segunda (para gustos...). Actualmente estoy leyendo (y comprando) su miniserie de 13 volúmenes Agujero Negro, y habiendo acabado la cuarta entrega puedo afirmar casi sin ninguna duda, que es una obra maestra. Una enfermedad, el "bacilo", que ataca únicamente a adolescentes y que se trasnmite únicamente por vía sexual, produce extrañas mutaciones entre ellos (pieles mutables, deformidades, protuberancias...). Súmenle a eso los problemas típicos de una edad en plena efervescencia de sentidos y sensaciones, totalmente alejada de los tópicos a los que nos tienen acostumbrados sobre los púberes yankis. El resultado: una obra sin parangón alguno en el noveno arte. En mi persona ha habido un claro antes y después de Charles Burns. ¿Y en la tuya?