La belleza de la delicia higronáutica que hoy nos trae aquí es irisada en tanto que son varios factores los que la han conformado como un clásico musical patrio:


1) En contra de otros temas, machacados hasta la saciedad vía radio fórmulas y que han acabado insertados, con aparatos que podríamos llamar de tortura, en nuestro imaginario, el Arriquitaun es una canción que se ha colado por la puerta de atrás de éste. Quién más o quién menos la ha oído, la ha entonado o, simplemente, la ha tarareado, aunque muy poca gente tiene consciencia límpida se saber a ciencia cierta en qué momento entró en su vida.

2) Hija de esa Movida que nadie sabe bien dónde y cómo colocar, por parte de uno de esos cantantes fugaces que, a lo más que han podido aspirar ha sido a colar un tema en la colectividad celtibérica (¡y de qué manera! sobra decir), Laín, un mostrenco que creó un estilo propio mezclando funk, punk, flamenco y, si me apuran, algo de tecnopop, a la par que reinventaba el espanglish, sacándolo de los hogares y las salas de fiesta y tornándolo himno que poder berrear con todo el orgullo del que afirma "No se inglés pero canto como me sale de las narices". Para algo semos asín, ¿no? Lástima que su segunda composición Bisnes, dentro del mismo estilo ¿musical? se halla perdido en la vacuidad de los tiempos, debido sobre todo, a una falta absoluta de gancho en comparación con su precedecesora.

3) La portada, diseñada por los irrepetibles Enrique Naya y Juan Carrero, conocidos como Costus, y de los cuales un servidor opina que fueron de lo más destacable de todo el fenómeno de la Movida. Mesmerícense con la portada del maxi, con ese Laín descamisado y chulesco, al lado de una bella banderola roja y gualda. Pero hagánlo aún más con su contraportada, de unos niveles de kitsch celtibérico sin parangón: nuestro icono por excelencia (pese que los (pos)modernos renieguen de ella): la clásica folklórica ataviada de colores patrios portándo con una gracia y salero exquisitas (fíjense en el detalle de la mano que soporta el asta) nuestro emblema nacional.


A parte (muy a parte) está el videoclip del tema de marras, donde Laín, vestido de maestro de ceremonias en medio de un aula, no acabamos de saber si imparte lección (¿de inglés?) o, simplemente, importuna a los infantes por que sí. Lo que es casi seguro es que toda muchachada aparecida en él debe haber acabado mal sus días, ya sea por traumas irresolubles o por vergüenzas insoportables.

Sin más dilación les dejo con el tema Arriquitaún, más conocido como ¿Sabes lo que pasa cuando dices que me quieres? en formato dual: el videoclip citado y el maxi, que a parte de su versión oral, incluye una instrumental para que ustedes mismos puedan sentirse unos laínes colosales entonando ese "yu nou guat japens güen yu tell mi yu lov mi", de la mano de Música para el recuerdo (un blog que, si mi mente ha obviado recomendarles, lo hago ahora más que encarecidamente).