<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d8489705\x26blogName\x3dHigroblog\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLACK\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://higronauta.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des_ES\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://higronauta.blogspot.com/\x26vt\x3d-832655194158431021', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>
martes, diciembre 27, 2005
1:53 p. m.

Obreros vs Lemmings

rubricado por Higronauta
" Si quiere trabajadores creativos, dales tiempo suficiente para jugar."
John Cleese

Hace ya varias semanas que, de una manera inevitable, me vienen a la cabeza aquellos entrañables seres de pelo verde llamados Lemmings. Quizás sea por el presupuesto trajín laburo-constructivo en el que me hallo socavado desde hace ya más de dos meses que mi mente divague más allá de toda entelequia posible, y realice un paralelismo entre ellos, y los obreros especializados que han convertido la mansión higronáutica en un nicho inavitable, debido, no sólo a la exasperante lentitud a la que trajinan, día sí, día quién sabe, sino también a esa especie de toma de posesión de cualquier estancia, dejando rastros de su presencia, ahora una sierra aquí, ahora un amasijo de madera allá...

Por mucho que intente preveer, bajo indicación del jefe de obras, el momento de mi regreso, semana tras semana, todo acaba convirtiéndose en una especie de cinta de Moebius, donde, tras recorrer todo el trazado presupuesto, parezco terminar siempre en una dimensión diferente a la inicial.
Una cosa está clara: en el futurible caso de que un servidor vuelva a sentirse obligado a realizar obras/reformas/chapuzas en su morada, contrataré Lemmings, a los cuales iré guiando según las acciones a realizar. Y si por una de esas, no responden tal como estaba previsto, siempre me quedará la famosa opción de hacerlos explotar, por aquello de no entorpercer al resto. O sea.

6 Réplicas:

  At 27/12/05 15:38 Anonymous Anónimo afirmó:

Para una experta en este tema:
Kathy Sierra
Interesante artículo el linkado por usted, maese Saimon. Por cierto, ¿por qué tipo de páginas navega usted que consigue enlaces como éste? (Dudeo...)
¿¿Y lo bien que te va a quedar el nicho??
¿Tu vives en algo parecido al Escorial?
Que la fuerza te acompañe.

Nu.
Acabo de echarle un vistazo a los metros cuadrados del Escorial, y visto lo visto, caben seiscientos sesenta (¡660!!!) nichos como el mío. Al menos, tal como dices, espero que quede bien. Nicho sí, pero arregladito ^^

  At 2/1/06 20:06 Anonymous Anónimo afirmó:

por cierto el jueguito de los lemmings ¿nunca le recordó al sueño húmedo de un empresario neoliberal?
Digo, los lemmings le obedecen, van a donde ud les dice sin chistar, se sacrifican por la empresa a realizar y no dicen ni mu si ud se cabrea y los explota literalmente.

  At 2/1/06 23:26 Blogger Higronauta afirmó:

Tristemente, y vistos los acontecimientos, más que sueño humedo es la malsana realidad de muchos empresarios para con sus empleados.