Jugando con muñecas
rubricado por Higronauta
"Tengo una muñeca vestida de azul, con su camisita y su canesú"
Canción popular infantil
La maravillosa imaginería de maese Berlanga y maese Azcona a principios de los setenta produjo una cult movie rompedora y fascinante en la cual Michel Piccoli se enamoraba enfermizamente de una muñeca de goma: Tamaño Natural.
Lo que no podían sin duda prever era que años más tarde, en pleno siglo XXI, su guión iba a pasar de la ficción a la realidad de una manera tan atroz. En otras palabras, y utilizando la consabida frase típicamente tópica, "la vida imita al arte". Visiten sinó la página The Real Dolls Museum y compruébenlo por ustedes mismos. Todo un canto a la nueva carne remodelada en látex. Olvídense de los esperpentos plásticos de antaño (modelo flotador con orificios varios) y adquieran ya el complemento perfecto para el aislamiento en nuestra cibernética sociedad. La compañera ideal, tan soñada por muchos, ha llegado. Es voluptuosa y manejable, multiusos y no emite palabra alguna. A partir de ahora sus relaciones serán mucho más sencillas gracias a la adquisición de una (o varias) de estas muñecas a escala 1:1. El límite sólo lo pone su imaginación (si es que a estas alturas, todavía les queda algo de ella).
En la web citada, a parte de encontrar un buen surtido de estas ciber-femmes y la carta de componentes (para que se la puedan confeccionar al gusto), podrán deleitar sus ojos con sus animaciones slow-motion, la mayoría de ellas de cariz erótico-festivo y aptas sólo para público adulto. Todo un espectáculo embriagadoramente bizarro, sólo para sus ojos. No esperen más, y adquieran su Real Doll antes de que se agoten. A parte de llenar ese hueco incómodo que habita en sus mundanas vidas, se convertirán en la envidia de sus familiares y amigos. Todo el mundo querrá tener, antes o después, (como mínimo) una. Y si no me creen, tiempo al tiempo. O no.
Canción popular infantil
La maravillosa imaginería de maese Berlanga y maese Azcona a principios de los setenta produjo una cult movie rompedora y fascinante en la cual Michel Piccoli se enamoraba enfermizamente de una muñeca de goma: Tamaño Natural.
Lo que no podían sin duda prever era que años más tarde, en pleno siglo XXI, su guión iba a pasar de la ficción a la realidad de una manera tan atroz. En otras palabras, y utilizando la consabida frase típicamente tópica, "la vida imita al arte". Visiten sinó la página The Real Dolls Museum y compruébenlo por ustedes mismos. Todo un canto a la nueva carne remodelada en látex. Olvídense de los esperpentos plásticos de antaño (modelo flotador con orificios varios) y adquieran ya el complemento perfecto para el aislamiento en nuestra cibernética sociedad. La compañera ideal, tan soñada por muchos, ha llegado. Es voluptuosa y manejable, multiusos y no emite palabra alguna. A partir de ahora sus relaciones serán mucho más sencillas gracias a la adquisición de una (o varias) de estas muñecas a escala 1:1. El límite sólo lo pone su imaginación (si es que a estas alturas, todavía les queda algo de ella).
En la web citada, a parte de encontrar un buen surtido de estas ciber-femmes y la carta de componentes (para que se la puedan confeccionar al gusto), podrán deleitar sus ojos con sus animaciones slow-motion, la mayoría de ellas de cariz erótico-festivo y aptas sólo para público adulto. Todo un espectáculo embriagadoramente bizarro, sólo para sus ojos. No esperen más, y adquieran su Real Doll antes de que se agoten. A parte de llenar ese hueco incómodo que habita en sus mundanas vidas, se convertirán en la envidia de sus familiares y amigos. Todo el mundo querrá tener, antes o después, (como mínimo) una. Y si no me creen, tiempo al tiempo. O no.
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