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domingo, septiembre 14, 2008
1:29 p. m.

En 100 años (o menos) todos sordos

rubricado por Higronauta
En 100 años (o menos) todos sordos


Fuente: Elperiodico.com

Desde hace varios lustros, la tecnología y la ciencia han tendido a progresar exponencialmente sin tener en cuenta a los Ciuadanos que, a fin de cuentas, son los beneficiarios últimos de todos estos avances. "La potencia sin control no tiene sentido" que afirmaba aquél famoso slogan de neumáticos, vaya. Y por si el vulgo no hubiera o hubiese sido consciente de ello, elementos seudoperiodísticos como éste son plantados ante nuestros nasos para que lo recordemos y lo tengamos presente.

Y como siempre que se nos propone un plato de estudio científico, nos encontramos ante una insuficiencia de datos tan atroz que, al no poder permitirnos una disección pormenorizada de éste, no hace más que provocar cierta sensación de pánico conducido. ¿Dónde está la muestra estudidada? ¿Y la desviación? Conceptos ultrabásicos estadísticos a los que nosotros, pobres mortales, no podemos ni debemos acceder, porque, lo más probabe, es que ni entendiéramos de qué se nos está hablando. Así que mejor dejarlo todo en unos opíparos resultados catastrofistas y p'alante.


Y por si alguno se pudiera tomar la nota como una jocosidad o una falsa alarma, nos obsequian con perlas del Terror Posmoderno 2.0, inscritas entre los códigos lingüísticos, para que sí o sí, acabemos sufriendo de cierta ansiedad para con esta revolución que implican los emepetreses y sus auriculares de botón (en especial al aparato del Creador, San Steve Jobbs). Para muestra un botón:

Mamá, miedo

  • "Si se escucha música a más de 90 decibelios, a partir de los 15 minutos de audición ya se sufren pequeñas lesiones del nervio auditivo"
  • "Si a la salida de un concierto de rock, donde se están dos horas oyendo música a unos 115 decibelios, se hiciera una audiometría al público, se comprobaría que muchos asistentes han perdido hasta un 10% de capacidad auditiva --añade el especialista--. Esa pérdida se recupera horas más tarde, pero no ocurre lo mismo con quienes salen oyendo pitidos internos".
  • "Esos pitidos intracraneales, los acúfenos, constituyen el principal misterio no resuelto de la otorrinolaringología mundial y, a pesar de ser ampliamente investigados, siguen sin tener tratamiento ni curación. "Aparecen el día menos pensado y se quedan el resto de la vida --dice Coromina--. Cuando más se perciben es de noche, al ir a dormir, que es el momento de mayor silencio. Provocan mucha ansiedad y estrés"
  • "(...) paradoja que lleva a preguntarse por qué se diseña algo que, se sabe, puede ser foco de lesiones."
A ver, ¿qué hemos aprendido hoy?

Un cualquiera medio saca conclusiones tremebundas que podrían llevar a una radicalización atecnologica de su cotideanidad. Y digo podrían, porque, a la práctica, todos estos consejos no acaban más que en un inmenso saco roto, con suerte. Nos han enseñado a vivir en el presente y que de aquí unas cuantas décadas tengamos la mitad de la capacidad auditiva no nos acaba de preocupar. Teniendo en cuenta lo que avanza todo, lo más probable es que para entonces ya existan aparatos que sepan corregir estas pérdidas sin tener que caer en el clásico audífono. Y si no, tiempo al tiempo.

Mientras tanto, un sector nímio de la sociedad ha empezado ya a buscar posibles alternativas a este problema. Eso sí, independientemente de los factores de salud y siempre en pos de un aumento sustancioso de su sociabilidad o de su status quo. Ahora mismo encontramos dos vertientes anti auricular de botón harto radicalizadas y que, al parecer, tienden a ir creciendo con el paso del tiempo: los megahiperauriculares y los on air.

Los Megahiperauriculares


Años han tenido que pasar para que aquella camada de mozuelos y mozuelas que llevaban en ristre su walkman de peso no inferior a los 3 kilos y posteriormente los discmaniáticos, obtuvieran la oportunidad real (ergo, económica) de dejar de escuchar su música en la calle con unos auriculares que iban desde el tamaño ensaimadaleia hasta el sistema de los cybermen. Una jocosidad aparatosa, una nueva carne refritada para con la música, harto digna de ver que, los más, preferíamos seguir usando en nuestras moradas porque por aquél entonces, todo quisque intentaba, en la medida de lo posible, reducir el tamaño de sus "cascos" hasta la mínima potencia, con tal de asemejarse más a aquellas personitas que paseaban, vayan ustedes a saber cómo, sin escuchar nada por la calle. El auricular de botón fue la piedra filosofal que permitió a millones de cassetteros y cedeseros volver a la homogeneidad de la rutina callejera y permitir así, una mayor sintonía para con el mundanal ruido.

Pasaron los años, los emepetreses hicieron su aparición y un grupúsculo de niños modernos y, supuestamente, preocupados por su salud auditiva, decidieron tomar la calle con los añejos megahiperauriculares, como si estuvieran en el salón de su casa, o, mejor, en la tabla de mezclas de una sala cualquiera. Volvía el auricular como elemento diferenciador. Y vaya si diferenciaba en esa ironía tan disyuntiva de aparato reproductor de tamaño botón y aparato audicionador de tamaño reportero radiofónico de siglo pasado. Ver para creer. Por el momento, este grupúsculo, parece ir en aumento, y más ahora, con estas aciagas nuevas. Habrá que esperar un tiempo, pues, si bien es sabido que todo se extiende con la teoría del péndulo, lo más probable, si ésta no yerra, es que en unos años todos volvamos al auricular de botón, eso sí, sin cableado alguno. Tiempo al tiempo...

Música on air

Heredera directa de aquellas camadas que iban a todos lados con el radiocassette de una pletina y dos suculentos altavoces al hombro, cual si de un lanzaobuses se tratara, y que hacía las desgracias de todo aquél que estuviera cerca de ellos, por tener que sufrir, las más de las veces, una música que no era acorde con nuestro imaginario. Y eso cuando uno simplemente quería disfrutar de un momento de paz interior y se veía catapultado al lodazal acústico de aquellos niñatos con el "loro" a cuestas. Elementos que, en su presuntuosidad, pretendían que todo quisque en menos de una milla de distancia pudiera, presupuestamente, gozar de su música. Discoteca pórtatil al servicio de la comunidad. O algo.




Para los que pensábamos para nuestros adentros que aquellos tiempos, por suerte, ya habían pasado, ahora llega la seudorrevolución de las tecnologías: el altavoz incorporado en el móbil o en el reproductor. Consecuencia: la audición cacharrera de música que normalmente va desde el jipjop al reaggeton y que nunca, nunca, tiende hacia lo melódico o lo audicionable. Niños que piensan que su sistema de audio es el muy muy de lo más más y "deleitan" cualquier vagón de transporte público o cualquier acera de vía callejera con una estridencia enlatada que ni los transistores añejos en AM. Ruido con supuesta música de fondo, vamos. Y, una vez más, la ironía de un reprodcutor infinitesimal para una aspiración colosal. Recomendación: si se topan con uno de estos elementos, no duden, si desean, de criticarle la música que retransmite. A fin de cuentas, se le presupone que en esa audición buscada se promueve la sociabilidad colectiva, ¿non? Y si no gusta de críticas, que utilice auriculares de botón.

¿Qué dice qué cosa?


Finalizando. Y nada mejor para ello que recurrir a los consejos de la "comunidad médica" para ello, para que, ustedes, gente de bien y aficionados incondicionales al sonido plano de ceros y unos, puedan llegar a mayores con un oído (u odio) completamente intacto. Eso sí, ya les advierto que son para, perdón por la expresión, mear y no echar gota. Lean, lean:

"Los médicos proponen no escuchar música con auriculares sintonizados a 90 o más decibelios, pero sugieren que, de hacerlo, no se permanezca más de una hora soportando ese volumen. Aconsejan descansar 30 minutos antes de volver a conectarse. Ese umbral --90 decibelios-- suele coincidir con el 60% del volumen que alcanzan los aparatos. Los especialistas también sugieren algo más complicado: que se escoja música monótona, poco irregular o estridente. Es peor el rock o las piezas tecnológicas que la clásica, dicen. Desaconsejan conectarse a los auriculares en ambientes ruidosos, porque para oírlos se pondrá el aparato al límite de su volumen."



Visto lo visto, un servidor, por si acaso, va a iniciar su andadura por el idioma de signos, que nunca se sabe...

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12 Réplicas:

Pero los que comenzaron a escuchar música en los 80 con los walkman, ¿no llevan audífonos pues?

Vaya, tendremos que recurrir a la música clásica. Voy a ponerme Wagner a todo volumen

  At 14/9/08 16:32 Anonymous Anónimo afirmó:

Los cascos de los cybermen autistas que vemos por la calle me parecen ademas muy poco estilosos. Claro que el uso del auricular blanco como forma de gritar al mundo que tienes un aaaaiiipoz tambien se las trae.

Yo ya no llevo mp3 en los buses porque siempre hay unos chavales muy majos en los asientos de atras que nos ponen hilo musical.

Saludos, Don Higro.

  At 15/9/08 02:02 Blogger Angalqua afirmó:

Sin auriculares, no puedo vivir con un minimo de bienestar. aunque me quede sordo, me ayudan a no ver, no oir, y no maldecir durante mis trayectos en los diversos servicios de transporte público que necesito tomar para llegar a mi centro de enseñanza regular.
Esto lo hace el sistema, entre sus medios de desactivacion del personal está la fragmentación social y mental, no podemos integrarnos, y o nos volvemos radicales consumidores de individualismo aislados lo mas posible de todos los demas, o nos volvemos falsamente gregarios, pero incapaces de empatizar minimamente con el semejante que tenemos al lado.
Esa costumbre de hacer partícipes a todos los demás de las propias preferencias musicales o radiofónicas, me reducen a una agresividad atávica y/o asesina que dificilmente puede ser controlada.
Imaginese un lunes oyendo por momentos la cope, reaggeton, orquestas salseras de la isla de la gomera y finalmente los Sabandeños....

Bellisima la referencia al Doctor

  At 15/9/08 10:16 Blogger kuroi yume afirmó:

mi afiliación auriculera es más por misantropía que por melomanía. Ante el estado de terror en el que me hallo tras estas palabras, me limitaré a ponérmelos sin música para no escuchar a los demás y seguir dedicándome a mi "libroparaelmetro". Gracias a El Periódico, igual recupero oído y todo (aunque al tiempo empezarán las alertas ante la pérdida de vista...)
Las pocas veces que he utilizado auriculares ha sido para sacarme un poco de cerumen. Aj, y es que estoy embrutecido, nunca he sido muy melómano.
Por cierto, verán como dentro de poco aparece otro estudio que dice que leer en el metro durante más de 12 minutos provoca ceguera, como el onanismo.

  At 15/9/08 12:53 Blogger kuroi yume afirmó:

O_O

(síndrome uruloki, presumo)
Los microondas provocan cancer, los moviles tumores cerebrales, las pantallas de los ordenadores te dejan ciego, el wireless intoxica, los auriculares te dejan sordo y el cerdo da colesterol.

  At 16/9/08 09:38 Blogger kyra afirmó:

Lllevar cualquier tipo de auricular me agobia, mis orejas lo rechazan, hasta los fonendoscopios
Ya me cuesta imaginar como seguimos vivos con lo peligroso que es absolutamente todo, !y ahora esto!

  At 16/9/08 16:45 Blogger Roski afirmó:

Pues yo no uso cascos ni mp3 (muy pocas veces) y desde hace un año siento un encantandor pitido en mi oído derecho.

Algo que los médicos definen con una palabra muy complicada pero que en realidad significa "te-pita-el-oído-y-no-sabemos-por-qué"

  At 18/9/08 15:37 Blogger ¿nombre¿ afirmó:

A mi me enseñaron que si te pitaban los oídos es que alguien se estaba metiendo contigo... pero ahora veo que a lo mejor es cosa de llevar el mp3 a tope. La ciencia avanza que es una barbaridad.

  At 19/9/08 13:14 Blogger Higronauta afirmó:

Audífonos, no se, maese Mobius, pero problemas de espalda, seguro, con aquellos armatostes que no cabían en ningún lado y que pesaban ciento y la madre.

Cuidado con lo que dice de la secta de "los manzanitas" Doctor, que son demasiados y muy peligrosos cuando se ataca cualquier objeto blanco con el sello de Steve Jobbs. Son la digievolución de Jekyll y Hide, o algo.

No hace falta que me lo imagine, maese angalqua: sufro de esos instantes compartidos casi cada vez que subo a un transporte público. Y en cuanto al individualismo, toda la razón, pero esto no es más que mera excusa pues el factor unitario ya está más que insertado en nuestro imaginario personal e instansferible.

Maese Yume, en mi caso hay una mezcla indefinida de misantropía y melomanía, aunque bien es cierto que con auriculares sin música no consigo ese aislamiento del que usted habla. He optado pues por llevar una sección de easy leasening para momentos en que el aislamiento es imperativo pero no deseo disfrutar con la música. Y de buen seguro que habrán alertas antes o después de parte del colectivo oftamológico. Sin ir más lejos, a un servidor ya le avisaron, años ha (muchos), que la lectura en estado tumbado o reclinado era perjudicial para la visión (y no me pregunte por qué, porque no tengo la más remota).

Maese estanli, dígole lo mismo que a maese Yume, en vista de su coindicencia "respuestitiva": tiempo al tiempo.

Es utilizable pues, querida Pussy, aquella sentencia de, "si total, vamos a morir igualmente, al menos disfrutémoslo". A fin de cuentas, con ese auge de las nucleares, en un tiempo finito, una fuga y kaboom.

Kyra, ¿y como consigue aislarse del mundanal ruido en situaciones determinadas? (dudeo)

Vivos y sordos, maesa estrellita. Vamos irremediablemente hacia la mutación cibertecnológica, como los mismos cybermen o, en el peor/mejor de los casos, como los tullidos de Acción Mutante.

En el artículo, maese roski, los mismos doctores reconocen que hay un cierto síntoma que tampoco saben por qué se produce. Y le entiendo bien, sufrí un incidente en fiestas locales que me dejó con ese pitido durante meses y ningún otorrino supo sacármelo de encima ni aclararme nada. "Ya se le pasará" fue a lo máximo que pude aspirar en tanto respuesta científica.

Ahora que lo dice, maese Alex_x, ¿que sucedería con el oído humano si a la par que llevamos los auriculares en ristre alguien habla de nosotros a nuestras espaldas?? ¿Implosión instantánea del oído interno, quizás?